Pronto será como el agua. A veces será tibia, agradable, envolvente… Apacible. Otras un estallido frío y vital, una cascada, un remolino… Una turba impetuosa que surcará cualquier superficie hasta moldearla, a golpe o a caricia… Hasta transformar el guijarro en canto de río suave y redondo. Envestirá lo que encuentre a su paso, arrastrará el polvo y el lodo que cierra el paso a la luz. Abrirá paso a los rayos de sol, a la tarde templada, al viento que lo agitará todo hasta cambiar la forma. Todo cambiará con su presencia, con su mirada, con cada uno de sus movimientos acompasados y al mismo tiempo rebeldes.

Y hervirá. Y cuando alcance temperatura, será caldo de cultivo, albergará vida, transformará su destino y los destinos de aquellos que se crucen en su cauce.

Y también se estancará, por un rato. Será cristal. Y luego empezará a rebosar gota a gota formando un meandro eterno. Se adaptará al camino. Se mezclará con la arena, se teñirá con todo lo que encuentre a su paso. Tomará color y forma, hasta evaporarse, hasta flotar y sentir como cada una de sus gotas minúsculas vuelve al inicio. Entonces despertará…

Y se levantará con la mañana, mirará su cara y sentirá que aquellas facciones que observa son las únicas posibles. Se reconciliará con sus entrañas y sus culpas. Compensará cada una de sus lágrimas. Sentirá que es distinta y que su cara está dibujada por una mano que no tiembla. Que su cabeza está vacía de credos absurdos e ideas que se ramifican hasta perder el sentido original. Hasta convertirse en ramas secas y retorcidas, sin savia ni vida.

Notará que sus pies pisan firme. Que el camino se acomoda a sus ojos, que cada palmo es como imagina, que domina el aire y el sol. Que siente que la noche es noche, que vibra con ella, y que cierra sus ojos y sueña que es ella misma, sin paliativos, sin miradas temerosas al bucear en sus imperfecciones. Que navega hasta encontrar la forma que busca a cada instante. Que cambia ella y que lo cambia y transforma todo.

Transparente, brillante. Enormemente poderosa, extraordinariamente cálida, ferozmente mansa. Agua.