La casa del libro

La casa del libro

Alguien me preguntó el miércoles cuál era mi sueño.  La verdad es que tengo muchos, pero uno de ellos era lo que estaba viviendo en ese momento, presentar mi libro con todas aquellas personas que estaban allí conmigo, compartiendo y sintiendo.
Allí conocí a tantas personas con las que había compartido momentos antes en las redes que lamento no haber podido dedicarles más tiempo a cada una como se merecen por todo el cariño que me demostraron.  Personas que me contaron un pedacito de su vida, vidas complicadas pero valientes, personas que luchan sin tregua y que se dejan llevar por lo que les emociona… Personas que se van descubriendo cada día y que no temen sentirse vulnerables…
Ser vulnerable es maravilloso. Te hace crecer. Y ser capaz de levantarte y decir que te sientes vulnerable y que tienes miedo es ser grande, enorme, dar un salto y plantarse de repente en la antesala de tu éxito personal. Y no me refiero a ese éxito efímero de caras guapas y sensaciones prefabricadas, hablo del éxito que supone conocerse, aceptarse, superarse, quererse y compartir. Escoger compañeros de viaje maravillosos…
Ayer lo vi claro. Tengo compañeros de viaje maravillosos. A lo mejor me acompañen dos días o dos eternidades, eso da igual porque lo que compartimos no nos lo quita nadie. La clave es compartir, hablar, soltarse, decir quién eres y expresar qué sueñas. Eso crea una especie de magia colectiva que nos arrastra y nos hace mejores, una energía que se contagia y traspasa las paredes…
Yo me sentí así el pasado miércoles, arropada, emocionada, querida… Solté mis amarras y derribé los muros que me separan del  mundo. Y no fue por mí, fue por la gente que me acompañaba…
Somos la gente de la cual nos rodeamos. Somos el cariño que les damos y el que recibimos. Somos nuestros sueños, nuestros retos, nuestros deseos…. Nos cambian, nos dibujan, nos ayudan a experimentar y nos ponen en el camino que necesitamos recorrer.
Somos la pasión que le ponemos a lo que hacemos. Somos la forma en que vencemos cada uno de los miedos que nos atan los pies y no nos dejan avanzar. Somos los recuerdos que nos hacen reír y especialmente los que sacamos a pasear de vez en cuando y aún nos hacen soltar lágrimas…
Somos las veces que nos atrevemos a pesar de que algunos nos miren mal.
Somos nuestros errores porque nos han hecho conocer el mundo y nos han dado el valor y saltar.
Somos todas y cada una de las veces que hemos dado las gracias…
Y debo dar muchas, un millón. Por el privilegio de que te escuchen y el privilegio de escuchar y aprender.
Por lo que supone que alguien venga a verte y abrazarte….
Por las risas y los comentarios.
Por el amor compartido a las palabras…
Gracias, con toda el alma. Por estar y por ser.
Si somos la gente de la que nos rodeamos… Yo el pasado miércoles tuve la suerte de ser extraordinaria.
 
Un abrazo FOTO FACEBOOK 2

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