manhattan-blanc-i-negre
No te contengas, no cabes. No has sido imaginado para comprimirte y enclaustrarte. Eres demasiado grande para quedar atrapado en una presa imaginaria y demasiado libre para creer que no eres capaz de volar.
Si no vas a saber encoger tu entusiasmo para entrar en una versión de ti mismo más reducida, no te rebajes a intentarlo ni creerlo.
Si necesitas que te digan quién eres, no escojas para ello a quién te engaña o te envidia. Escucha a tus entrañas y ama tus locuras. Ellas saben a dónde vas y qué te niegas.
Recuerda siempre que cuando te sueñas triste, te asfixias, te desgajas.
Cada vez que sólo buscas sueños asequibles, te haces pequeño. Cada vez que dejas que tus sueños sigan siendo sólo sueños sin ponerles fecha ni trazar un mapa, te encoges.
Cada vez que te pruebas un sueño y dices que te va grande, te conviertes en esa persona a la que ese sueño le va grande.
Cuando dibujas un círculo a tu alrededor, reduces tu perímetro, recortas tu mundo, comprimes tu conciencia y tu cabeza.
Si buscas besos, no vendas abrazos baratos ni te conformes con un deseo deshilachado.
Cuando te imaginas seguro y oculto, te alejas de ti mismo para aferrarte a un ser menor que necesita salvavidas para nadar en su conciencia.
Cuando te acercas a la fuente y no te atreves a beber, te fundes.
Cuando te sueñas con miedo, tu alma se queda virgen y tu cuerpo se cubre de escarcha.
Cada vez que ocultas tus lágrimas y reprimes tu osadía, caminas hacia atrás en el camino hacia ti mismo.
Cada vez que dices en voz alta que no puedes, una muñeca de vudú gigante te clava una astilla en el alma. Cada vez que insinúas que no mereces, un duende caprichoso borra tu nombre de la lista de milagros.
Cuando no te atreves, uno de tus dones se esfuma.
Cuando dices que no deseando decir que sí, uno de tus superpoderes se atrofia.
Cuando te sueñas cobarde, te arañas y encoges.
No te borres las ganas creyendo que no eres capaz de dar el salto porque entonces tus pies serán más pesados y el pasado te explotará en la cara.
Cuando la pereza te invade, tu aroma se vuelve rancio…
No deshojes margaritas preguntando algo que ya no te importa porque has descubierto que el amor te viene de serie…
No bajes la cabeza escondiéndote por no llegar a ser la imagen del espejo que otra persona busca… No busques espejos, busca personas que te permitan brillar.
No busques perfección, busca deseo. Busca pasión y si la encuentras, atrápala.
No busques simetría, busca pura belleza, sin medidas ni condiciones.
No contengas tus fibras en una mueca amarga porque podría quedarse retenida en ellas y hacerse una cabaña.
No abras la puerta al sufrimiento porque podría instalarse en tu casa, devorar tu alegría y meterse en tu cabeza.
No busques respuestas vacías, piensa bien las preguntas porque son las que marcan el camino.
Cuando dices que no sirves, tu brillo se apaga.
Cuando suplicas ser como todos los demás, te desdibujas…
Porque cuando te pones fronteras te podas la vida, te cercenas el alma.
Cuando te imaginas pequeño, te achicas, te contraes, te suprimes… Te conviertes en un ser diminuto.
Cuando te sueñas cansado, te desconectas de ti mismo.
Por eso, no pares, no te detengas, no caigas en la tentación de pensar que no puedes, no cedas ante ante esa versión de ti mismo que se asusta…
No desaparezcas de tu vida.
No te metas en un traje pequeño y esperes hacer cosas grandes…