NOCHE

Le lloran en el hombro los fantasmas olvidados. Los libros viejos que nunca relee por si le recuerdan lo que no hace y desea con todas sus fuerzas…

La queman por dentro las culpas y las cargas…

La devora la impaciencia de todas la ilusiones almacenadas en el pecho.

Le susurran al oído los ausentes… La invaden los presentes que no saben notar su tacto suave y su ademán recio.

Le sangran los sueños no perseguidos…

Le sangran los miedos acumulados.

Le sangra la noche sin risas que no vistió de fiesta y el violín de voz rota que llora porque ya no lo toca.

Le llueven las noches sin noche.

Le llueven las rosas sin perfume esperando tras la puerta cerrada.

Le rompen el corazón ya desgajado los caminos que no pisa. La brisa que no cruza su cara de niña perdida… Los besos que sólo ensaya y nunca llegan a destino.

La parte en dos el roce sin roce,  esa caricia que no llega. Le astilla el alma rota la calma que no cesa, que no para, que no estalla y no se convierte en música, en palabras, en ruido insoportable para poder desconectar.

Le corroen las entrañas las palabras que no dice.

Le saquean la conciencia aquellas cosas que no supo ver y dejó pasar.

La vacían las tardes sin dueño, las madrugadas sin sábana del piel y de beso… Los cuentos sin moraleja.

La buscan los recuerdos sin piedad, los quejidos sin pausa… Los lamentos perdidos que un día lanzó al aire esperando que el viento se los llevara y ahora vuelven a su cara para reventar.

Todo le vuelve. Todo le repasa la lección y le invade los sentidos aturdidos de tanto notar…

Todo rebota. Todo salpica… Le salpican los olvidos y los lamentos. Le salpican las culpas y las sombras…

Todo gira… Siempre vuelve a pasar de largo. Siempre vuelve a sentir que debería detenerse…

Siempre hay algo o alguien que llama a la puerta si la conciencia no está quieta y la noche se lleva dentro…