Voy caminando con mi hija, venimos de dar un largo paseo. De repente, me mira y me pregunta “mamá voy a tener que hacer dieta, verdad?”. Y me quedo perpleja. Tiene ocho años preciosos y no le sobra ni el falta nada. Come de todo, hace ejercicio y no para nunca. Es una niña saludable, está maravillosa… ¡No puedo creer que nadie piense que tenga que bajar de peso!! ¡Menos ella!! Me quedo alucinada… Aunque hoy mientras paseábamos un par de personas le han dicho que ha crecido mucho y que se la ve fuerte, al decir esa palabra han hecho esa cara de “digo fuerte como eufemismo”. Una de ellas, se ha permitido rodear su brazo con la mano (lo rodeaba de sobras) y hacer algún comentario sobre lo apretada que está… “Claro, porque come sano y hace mucho deporte-he dicho yo con cara muy seria-eso se llama salud”. Espero que la persona que me lo dice haya notado que no me gusta ese gesto, que mi hija no es una res, ni está esperando a que nadie la tase ni la valore…
Nos han acostumbrado tanto a ver niñas cadáver en los anuncios que si no parece que el niño sea transparente nos permitimos pensar que le sobra peso. Nos han dicho que la belleza son las costillas marcadas, las caras hundidas y pegadas a la calavera y las piernas de palillo… Y nos lo hemos tragado sin rechistar.
Y ahora me doy cuenta de que esas palabras la han afectado, que se ha sentido mal por esos comentarios y cree que le sobran kilos. Se mira la barriga y me mira a mí… Y no le sobra nada. Se lo digo. Le digo que su médico es quién debería decidir si le sobra o no y qué hacer. Que no es el caso, porque ella está en su peso y altura y está maravillosa. Que si come menos, se pondrá enferma porque está creciendo y necesita alimento. Que, en todo caso, podemos hacer algo más de deporte, aunque ella ya hace el suficiente. Le digo que no se preocupe por lo que dicen, que la gente critica porque se aburre, porque no se quiere no lo suficiente y necesita criticar, porque siente que tiene que decir algo… Le digo que  ella nunca ha sido menuda, que está preciosa y se la ve radiante tal como es. Porque cada uno es como es y eso lo hace diferente y que es una suerte. Si todo el mundo fuera igual, el mundo sería terriblemente aburrido. Por eso ella tiene amigas que está más delgadas y otras no tanto y que lo que importa es que estén sanas y se quieran como son.
La miro y veo sus ojos vivos que se fijan en los míos… Sé que me quedo corta, mis palabras no pueden llegar a expresar lo que me atraviesa el alma ahora, me gustaría que por un momento ella sintiera lo que yo siento, que se viera con mis ojos y quedara sorprendida de su asombrosa belleza…
Sus miradas inteligentes… Sus ideas para cambiar el mundo… Su preocupación por personas que no conoce pero que necesita que estén bien… Sus dibujos perfectos… Esa nadadora excelente que lleva dentro… Esa científica brillante que hace experimentos en su habitación…
Sus cabellos llenos de reflejos dorados, sus ojos impactantes, su cara preciosa, su cuerpo sano y perfecto…
Aunque no lo ve. Mis palabras le llegan, pero noto que tengo que borrar de su cabeza las palabras de esas dos personas que la han hecho sentir incómoda con su cuerpo.
¡Cuánto daño podemos hacer en un momento con nuestras palabras! ¡Cuánto dolor juzgando y criticando a los demás en lugar de mirarnos a nosotros mismos y ser compasivos!
Al fin y al cabo, cuando encuentras algo que te molesta en el otro es porque eso te molesta en ti o te preocupa. No nos damos cuenta a veces de la repercusión que tienen nuestros actos, sobre todo cuando afectan a criaturas que aún no son capaces del todo de distinguir entre lo que importa o lo que no, que no saben que es lo esencial y no han aprendido a quererse aún como merecen.
Vale la pena que revisemos entre todos un poco hacia dónde van nuestros valores… Si salimos a la calle y podemos hacer daño aunque sea sin querer para sacar de dentro nuestras frustraciones y aliviar nuestros traumas lanzando la basura acumulada que llevamos dentro sobre otros…Hay temas que no deberíamos tratar a la ligera, cuando afectan a personas vulnerables y no hacerlo sin criterio ni conocimiento suficiente.  Ya es complicado educar y lidiar con la intrusión masiva de imágenes y modelos de conducta que destruyen en dos segundos el trabajo hecho durante días explicando a tus hijos que deben respetar y quererse. Como sociedad tenemos muchos retos importantes, uno de ellos es contribuir a dar herramientas a nuestros hijos para que crezcan sanos y con valores sólidos. Quién no esté dispuesto a ayudar a ello, simplemente que no se meta… Si no puedes construir, mejor quedarte al margen…
Y me doy cuenta. Yo también he  fallado. Aunque he intentado cambiar de tema y he dicho que estaba preciosa ante esas personas, debería haber sido más contundente cuando han empezado a hablar de mi hija como si no estuviera…Debería haberles dicho… «Tú opinión no nos interesa. Estamos fantásticas y sanas. Nos da igual que tú creas que nos sobra por aquí o por allí, no queremos tu menosprecio ni tu risita irónica».
«Si tienes ganas de desahogarte por tus traumas, te deseamos mucha suerte, te enviamos mucho cariño y te recomendamos que te mires al espejo y te sinceres… Deja de jugar con las emociones ajenas porque ya eres adulto. Mi hija no es tu sparring, ni el pañuelo donde sonar tus mocos».
Hay gente alta, baja, rubia, morena, musculada, sin muscular, de piel clara, de piel oscura… La belleza no es un estándar. Tiene mil tallas y estaturas, es de mil colores y está por todas partes para quién sabe verla y apreciarla… Es una mezcla entre salud y autoestima… Entre libertad y felicidad. No está en un molde ni proviene de una fórmula matemática… Hay muchas formas de ser maravilloso. Hay muchas clases de belleza…
No tenemos que encajar, tenemos que ser felices.
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