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La vida es hermosa, a pesar de todo. Incluso cuando duele y desconcierta. Cuando no sabes por qué te zarandea, te enfadas y la amas todavía más si cabe porque recuerdas lo bonita que era antes y necesitas abrazarla con más fuerza… Y no es que a veces no te lo ponga difícil porque menudos juegos se monta. Se las arregla para que lo que hoy te parece poco, mañana, viendo el panorama te parezca que era todo… Para que lo que detestabas ayer, ahora te sepa a gloria. Y porque te demuestra cada día que aquello que pensabas era terrible e irremediable, nunca acabe pasando y quedes ante ti mismo como un paranoico que una y otra vez se deja arrastrar por una mente secuestrada y perversa…

A veces, la vida te da tanto que no ves nada. Otras veces, te arranca todo y te deja sin habla, sin latido, sin aire. Y lo hace en un lapso de diez años, de dos meses, de cinco minutos. Ahora eres el rey de un reino y mañana eres el loco que recuerda lo que fue mientras los que jamás fueron reyes le miran de reojo y piensan que es un tipo raro. Ahora eres el que pide limosna y mañana el que la da. Hoy vuelas y mañana ni siquiera puedes caminar. Eres un niño travieso, un chico amable, un padre cansado, abuelo al que todos gritan porque ya no oye y hace tiempo que llora porque a pesar de no escuchar nada sabe que ya nadie le habla… Detrás de cada anciano que espera el autobús sigue habiendo un niño con las rodillas llenas de costras que no se sabe todavía las tablas de multiplicar. Detrás de cada madre que amamanta a su hijo hay una niña que escribe cuentos, colorea casas con tejados rojos en campos verdes llenos de flores y salta las escaleras de dos en dos… Detrás de cada persona que tiene miedo, hay una persona valiente que tiene ganas de decir basta y empezar a caminar.

La vida sabe a rechazo y a sueño sin cumplir. A vaqueros rotos y a niebla espesa en una mañana complicada de otoño. A vino caro en una cena deliciosa y a café sin leche y sin alma en un bar triste para terminar.

Es hola y adiós. Es me quedo y me voy. Es nunca te tendré suficiente y ahora no te quiero. Es busco y es sé que nunca voy a encontrar. Es paso de todo y es lucho por nada. Es hielo azul y rojo sangre, es verde tarde sin rumbo y amarillo cara deformada por las luces de neón de ese bar donde nunca entramos porque la gente que entra no es como nosotros… Es esa esquina que nunca pisas porque te recuerda que no pisas esquinas que te traen recuerdos y esa camisa que ya no te pones porque te borra los sueños.

La vida sabe a bajar la cabeza y decir sí sin que el alma te acompañe y a llanto contenido esperando ser liberado. Sabe a beso sin sentido y a abrazo largo. A camino sin asfaltar y prado verde de flores rojas en una carretera que no te lleva ningún sitio sino que te aleja de otro.

La vida huele a mar y a queso. A cerveza, a fuego descontrolado y a tomate rojo a punto de estallar. A gasolina, a llave, a libreta del primer día de clase tras el verano y a vuelta a casa acariciando tus cabellos claros y escuchando tus historias de niña rebelde.

La vida es hermosa, aunque duela. Estés al borde del acantilado o en la cúspide de la cadena trófica. Seas cazador o cazado y lleves chaleco antibalas o máscara anti-hipócritas. Tanto si tienes el corazón roto como el corazón averiado. Si bailas como si eres bailado… Si ríes como si eres reído… Si sueñas como si eres soñado…

La vida es hermosa porque a veces no pasa nada y otras pasa todo, pero nada cambia. Porque todo da vueltas y te zarandea y muta en medio minuto.

La vida es maravillosa porque es vida, porque late, porque está, porque a veces, ni siquiera se la espera y aparece… Porque viene  cenar sin estar invitada y se marcha antes del postre si le da la gana.

La vida es juego y si no juegas se enfada. Si no lo haces, te lo hace. Si no lo aceptas, te lo repite hasta que te cansas.

La vida es siempre digna, porque tú eres digno… Porque la dignidad no se mide por la circunstancias que la rodean, ni siquiera por las ganas que tengas de superarlas… La dignidad viene de serie, desde el primer segundo, pero no nos damos cuenta, no lo notamos, nos olvidamos.

La vida es la risa y el dolor de cabeza. El coche que se para, la abeja que te pica y regalo inesperado que llega a casa. Es el adiós sin saber por qué y el saludo inesperado de alguien que te encuentra a pesar de haber intentado que no pase, que no llegue, que nadie lo sepa.

La vida hace lo que quiere mientras intentamos esquivarla… Nos ocurre mientras soñamos con manipularla… Nos estalla mientras rezamos por controlarla… Nos vive mientras por miedo rehuimos vivirla.

La vida es… Cuando nieva, cuando llueve, cuando se rompe el tiempo y se te acaba el agua. Cuando llega la primera contracción y mientras decides si vas o te quedas, si arriesgas o te resignas, si dejas que pase aunque te dé mucho miedo.

La vida es lo que sientes que es la vida. La consciencia de quién eres y la necesidad de recuperar tu esencia en un mundo en el que todo te pide que calles, que otorgues, que sucumbas a una desgana eterna, que delegues tu felicidad en otras vidas y esperes que otros te salven amándote lo que tú no te amas… La vida es que te ames a pesar de que mil voces digan que no lo hagas. Que sepas que mereces aunque no veas ninguna señal que lo certifique, que te acuerdes de que eras niño y soñabas no para parecer ni figurar sino para disfrutar y ser, para vivir, para compartir.

La vida es hermosa, aunque arañe…  La vida te vive hasta que se gasta. Te rompe hasta que te vuelve a pegar y recomponer mientras te acaricia.. Te cruje hasta que te asustas y te apartas para que siga en ti siendo vida sin que tengas que hacer nada. La vida arranca en ti y vuelve

Y nos quejamos cada día de la vida pero cada noche suplicamos que llegue mañana para repetir, para que los que amamos repitan, para que la vida siga, aunque sea vida… Aunque a veces la vida no parezca vida, pero sea la única vida posible en ese momento justo… Hasta que pasa y entonces, otra vida ya es posible y todo cambia.

Tú eres la vida. Tú eliges si amas lo que es, sea como sea, y transformas este momento de incertidumbre en pura belleza, en toda la belleza que te permites descubrir que eres. En todo el amor que estás dispuesto a darte. 

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