No lo intentes más

No lo intentes más

edge-3528319_640

A veces nos creemos muy valientes porque vamos por la vida plantando cara a las adversidades y sacándole el aprendizaje a todo. Porque cuando otros desisten, nosotros persistimos. Porque aportamos un poco más cuando todo el mundo ya acaba y se va a casa… Porque defendemos nuestras ideas cuando los demás bajan la cabeza… Porque sabemos lo que queremos y parece que nada ni nadie nos arruga. Y eso es genial, pero es al fin y cabo una lucha en círculo que topa siempre con las mismas paredes.Tener que estar siempre peleando por demostrar y por seguir. Estar siempre forzando la máquina para salir del redil y no formar parte del rebaño pero sin dejar el rebaño porque nos definimos a través de él intentando no ser como él, jugando a las normas establecidas dentro de él… Sintiéndonos juzgados por no pertenecer a él.

Una vez me dijo una persona muy sabia que yo era una «cobarde muy valiente» porque me peleaba con quien fuera por defender mis valores, pero que al mero hecho de creer que tengo que defenderlos me convertía en sumisa… Desde el momento en que casi pedía disculpas por ser distinta y demostrar mi valor a pesar de mis diferencias ya estaba diciéndole al mundo que me perdonara por no ser como debo, por no responder a sus cánones y ya estaba pidiendo que me mirara con otros ojos y suplicando clemencia… Estaba  pidiendo permiso para volver al redil.

Cuando nos pasamos la vida luchando por defendernos, estamos decretando que somos atacables… Estamos jugando al juego de aquellos a los que no queremos parecernos, estamos decidiendo que seguimos sus normas en lugar de soltar la necesidad de ser como ellos deciden, de vivir según sus reglas. De dejar de explicar continuamente porque no queremos lo que ellos quieren y no nos resignamos a lo que ellos se resignan…

No te excuses. No pidas permiso para ser tú. No expliques tu «para qué» pidiendo perdón por no buscar lo que ellos buscan y porque no te llena aquello con lo que ellos tapan su vacío… No pidas piedad por querer ir más allá, no esperes que te acepten, sencillamente acéptate a ti mismo como eres y libérate de la necesidad de ir por la vida intentando que te entiendan, que te miren, que te vean, que se apiaden de tus ganas y tu fuerza y te den el visto bueno… Suelta la necesidad de que te integren en su círculo y mira en ti lo que la ha creado… Comprende qué hay en ti que te hace creer que necesitas que te necesiten, que busca que te acepten y valoren, que quiere que le dejen formar parte de su club… Descubre para qué quieres que te reconozcan y mírate en su espejo para ser consciente de que estás esperando su aprobación porque no tienes la tuya.. Que luchas para defenderte porque crees que eres digno de ser atacado y que te asusta tu vulnerabilidad…

Deja de buscar la palmadita en la espalda y que te digan que has hecho suficiente, que ya eres perfecto para ellos y sé perfecto para ti.

Date cuenta de que la verdadera valentía es no entrar en su juego, es no tener que demostrarles nada, no caer en sus redes que nacen de las redes que has tejido tú para que te acepten… Tu miedo a no encajar les ha hecho grandes ante ti. Tú mismo alimentas la necesidad de que te den el visto bueno porque no te lo das tú mismo esperando encajar en su mundo.

Abraza eso que sientes ahora. Tu miedo a no ser como crees que quieren que seas… Tu culpa sinsentido por ser diferente en un mundo que te pide que apuestes por ti pero luego te dice que te pongas un uniforme y no salgas de la fila. Siente tu necesidad de amarte y respetarte por encima de todo, digan lo que digan… Búscate a ti y deja de mirarles a ellos buscando respuestas, esperando que noten tu valor y te digan que sí… Date tú el sí que realmente necesitas.

Y no luches más por ser tú ni te excuses… Sé. Sólo eso. Confía en eso que eres. Descubre que no hay redil, no hay ovejas, no hay pastor. Que eso es su sueño y tú caminas a tu manera, que tú dibujas tu camino y pones tus normas. Porque cuando sabes de ti y conoces tu valor no necesitas mendigar que lo comprendan y lo vean, sencillamente lo compartes. Lo vives, lo expresas por cada uno de los poros de tu piel, lo impregnas… Que en el mundo que te rodea hay mucho por amar y mucho por aceptar y luego decidir que no te interesa. Que no tienes que pasar por el aro ni hacer cola para suplicar que te den algo que no va contigo, que no te define ni forma parte de lo que sueñas o necesitas realmente..

No esperes que otros te digan que vas bien, decide tú el camino. Puede que ellos no sepan orientarte porque no van a dónde tú vas y no buscan lo que tú buscas. 

No esperes que otros te acepten, sé tu propia inspiración. Ámate al máximo de tus posibilidades… Ámate poco a poco si hace falta, en los pequeños detalles, en los momentos difíciles y en los instantes más oscuros mientras intentas buscarte y no te encuentras porque todavía no te reconoces. 

No busques entre sus metas para encontrar tu meta, tú ya eres lo que buscas pero no te has dado cuenta porque estabas ocupado metiéndote en una horma que te va estrecha. 

Brilla desde lo que eres, como brilla una flor roja en un campo de flores blancas… Como brilla el faro solitario en la costa sacudido por las olas del mar sin más necesidad que orientas y ser luz…

Ser valiente no es solo defender tus ideas, es vivirlas hasta sus últimas consecuencias y hacer las renuncias necesarias para que lo que realmente eres encaje en tu vida.  Ser valiente es comprender que llega un día en que puedes dejar de defender tus diferencias y dedicarte a ser tú mismo. Que lo que toca, si así lo deseas, es potenciarlas y usarlas para marcar el camino, para inspirar a otras personas que también han decidido que no quieren ser ovejas y que rompen con la necesidad de pasarse la vida explicando o justificándose por qué no quieren formar parte del rebaño…

Deja de intentar que te comprendan y compréndete tú. No hay nada más valiente que aceptarse a uno mismo de forma radical en un mundo en el que muchos se pelean porque los demás respeten sus diferencias y les acepten a pesar de ellas.

Mientras sigas peleando para que entiendan que eres diferente, les estás dando coartada para seguir juzgándote por ello porque tú mismo te juzgas. Ellos están ahí porque les das poder y sigues sus creencias. Porque les alimentas esperando que te asuman y reconozcan. Mientras sigas defendiéndote por ser tú, en cierta forma, continuarás siendo ellos y mirándote con sus ojos. Crees que quedas al margen, pero sigues jugando su juego y creyendo en sus normas y esperas los mismos resultados que ellos esperan…

Tú no necesitas que te permitan vivir tal y como eres y te integren en sus vidas… Lo único que necesitas es dejar de pedir permiso y abrazar lo que eres absolutamente.

Deja de hacerte daño intentando encajar en un mundo en el que no cabes porque eres demasiado grande y maravilloso… Deja de luchar por ganarte un puesto que no deseas y de justificarte por no ser alguien que no eres.

 

Gracias por leerme. Espero que te sea útil para seguir en este camino apasionante y complicado. La verdad es que no es fácil conocerse, respetarse y amarse a uno mismo como merecemos… A mí me ha costado mucho, mucho. 

Si quieres saber más de este maravilloso trabajo de autoestima, te invito a leer mi libro

“Manual de autoestima para mujeres guerreras” un libro para que dejes de pelear por todo y empieces a sentir que las cosas puede fluir.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

 

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

GUÍA GRATIS : Por si quieres ir entrando en materia, te ofrezco esta pequeña guía para empezar

7 pasos para mejorar tu autoestima, puedes descargarla aquí https://merceroura.es/lp-7-pasos-autoestima/ ¡completamente gratis!

Espero que te sea útil.

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es

 

Gracias siempre por estar…

 

A pesar de mis circunstancias

A pesar de mis circunstancias

sunset-3087790_640

Uf… No sé ni cómo abordar este tema tan complicad,  pero seré directa. Dicen que no es lo que te pasa sino cómo te tomas lo que te pasa y es retorcidamente cierto, dolorosamente real, cruelmente necesario… Eso no significa que quienes nos sacuden fuerte (hay muchos tipos de sacudidas) no sean responsables de nada, al contrario, cada uno escoge y tiene que ser correspondiente a sus decisiones. Cada persona vive lo que vive a su manera, he visto tragedias por uñas rotas y diagnósticos terribles asumidos con una calma suprema… No es que vivir una dura enfermedad sea lo mismo que llegar a donde tienes el coche aparcado y ver que no está y se lo ha llevado la grúa… En la vida hay situaciones muy duras, mucho. No nos gustan, no las escogeríamos pero están ahí y algunas han venido a quedarse un buen rato…

Y tenemos derecho a enfadarnos, a tener un ataque de rabia, a sumirnos en ese dolor, a llorar y patalear y  que ese llanto y pataleo duren lo que necesitamos que duren… La vida es sentir lo que pasa y decidir gracias o pesar de ello. Siempre se aconseja decidir desde la calma, pero es bien cierto que a veces el impulso de la rabia nos lleva a decir un no inmenso después de haber claudicado mil veces ante algo.

Hay mil cosas que no pasan que no podemos controlar  e intentarlo no hace más que gastar nuestra energía y hacernos sufrir. Por tanto, no tiene mucho sentido mirar a otro lado y no aceptar a pesar de que lo que sucede nos duela. Creo que es un constante equilibrio entre lo que te pasa dentro y lo que pasa ahí afuera. Escuchar tu corazón y ver qué te dice la vida.  Vivir consiste en adaptarse al temporal que arrecia y tomar decisiones respecto a él pero saber que dentro de ti hay un día de calma porque te tienes a ti mismo… Por eso es tan importante conocerse y aceptarse, amarse de forma incondicional, para que cuando llegue la tormenta, sepas que encontrarás la forma de vivir a pesar de ella sin perder tu norte y mantenerte en pie… Aunque tengas que caer unas cuantas veces. Caer forma parte de levantarse, es tan necesario que si no cayéramos jamás sabríamos que podemos, que tenemos la fuerza y el empuje…

Hay lugares a los que debemos ir no por llegar sino para tomar inercia y luego ir a otros que están más lejos y que nos pillarán entrenados para seguir adelante.

Somos como pequeñas barcas en un mar que hoy está bravo y mañana en calma. El juego consiste en dejarse llevar pero mantener tu rumbo, aprovechar el viento a favor y enderezarse cuando esté en contra. Lo complicado de esto es que a veces cuando temporal es recio y las olas te llenan de agua la barca no sabes si la vida te está pidiendo que aguantes, que seas firme en tu decisión de seguir adelante o si te está aconsejando que des la vuelta y sigas el camino a dónde llevan las olas… Si lo que está ante ti es para que de una vez por todas desistas de algo que te está haciendo daño o que te reafirmes en lo que ya no quieres en tus días… Es difícil para mí, como me dijeron que no desistiera nunca… Que lo intentara hasta el final… Y no es que eso esté mal, ha habido grandes logros por esa confianza, esa perseverancia… Como realmente creemos que todo es posible, parecemos tiránicamente obligados a seguir aunque el dolor de seguir sea tan intenso que no haya recompensa suficientemente grande.

He pensado mucho en esto, en sí el temporal que la vida te envía es un salvavidas para que te des cuenta de una vez y cambies de rumbo y tomes consciencia de que por ahí no es el camino… O un reto para que muestres tu poder y seas capaz de seguir y enfrentarte a lo que más te asusta.

Supongo que los que estáis leyendo esto queréis una respuesta. Lo siento, no tengo. No hay fórmulas y quien las venda no sé si es de fiar. Veo cada día en redes un montón de personas que te cambian la vida en un abrir y cerrar de ojos con secretos y claves del éxito para las que sólo hace falta pestañear. Pienso entonces que debo haber estado perdiendo el tiempo en este camino loco y complicado intentando comprender y sentir, dándome cuenta de quién soy y cuál es mi camino. Yo no tengo secreto, pero lo que sí  puedo es compartir lo que he aprendido por si es útil en tu mundo, entendiendo que hay muchos mundos y yo sólo sé del mío y apenas casi nada…

He aprendido que hagas lo que hagas no importa. Irse o quedarse es lo mismo… Cambiar de rumbo o seguir pueden ser caminos correctos, lo que es importante es no sufrir en el proceso. Si el camino que escoges te hace sufrir, debes cambiar de camino o aprender a vivirlo de otra forma… Sin esperar nada concreto, con paciencia, con ilusión, sin desesperación y vivirlo sintiendo cada momento, estando presente en tu vida, sin marcharte de ti mismo… (Lo sé, nada fácil).

Lo que sí que tengo claro es que vivir nuestros miedos acaba siempre siendo inevitable. Por más que nos escondamos en el lugar más recóndito, esa situación que tanto nos asusta llegará… Esa tempestad que no queremos vivir llamará a nuestra puerta. Esto que parece terrible tiene otra cara, como las hojas de los árboles… Cuando atraviesas tu gran miedo, a pesar del dolor (siempre hay dolor) descubres que al otro lado hay una gran recompensa, un gran respeto por ti mismo… Cuando te ves ante las olas feroces y estás en ti, tanto si decides seguir tu rumbo como dar media vuelta, consigues algo precioso que sabes que a partir de ese momento te va a acompañar… Confianza en ti, respeto por ti, lealtad a ti mismo.

A veces, la vida no se comprende y no hace falta. Yo le he dado muchas vueltas y he descubierto que la vida no se piensa, se siente. La vida se late y se crea a cada momento. Si piensas demasiado en lo que significa cada paso, la mente te traiciona y busca una excusa y una coartada para que no hagas lo que temes y busques ese refugio que sabes que no te podrá ocultar durante mucho tiempo de ti mismo… Tus pensamientos de siempre corruptos y tristes salen al ataque te llevan otra vez a la casilla de salida para que no salgas del metro y medio en el que siempre te mueves… Tus creencias más rancias te devuelven te hacen mirar a los horizontes más oscuros y te cuentan cuentos de terror.

Nos pasan tantas cosas duras, situaciones dolorosas que nos dejan agotados y rotos por dentro, pero no somos eso… No somos la rotura ni el cansancio, ni el dolor, ni la amargura, ni la soledad inmensa que sentimos cuando todo a nuestro alrededor da vueltas y nos da coletazos… No somos el enfermo, la desempleada, la víctima, el pobre, el separado, el fracasado… Somos el que lleva la barca y decide… No decide lo que pasa, decide cómo navega y a partir de cómo navega va encontrando otro mar.

No nos gusta lo que nos pasa muchas veces, pero ahí está y lo aceptamos, lo sentimos y tomamos decisiones. Decidimos si nos hace recalcular la ruta o nos reafirma y siempre nos adaptamos y cambiamos. No nos gusta lo que pasa pero aprendemos a usarlo y darle la vuelta, a vivir a pesar de ello… A que ese algo dentro de nosotros que se sabe capaz y confía está en calma a pesar de todo, a respetarnos a pesar de todo, a no traicionarnos a pesar de todo… A vivir a pesar de todo.

¿Cómo se sabe si el camino es correcto?

Me he hecho tantas veces esta pregunta y más últimamente… ¿Cómo saber si cuando decides seguir adelante con tu plan de vida a pesar del temporal estás siendo honesto contigo, si no te estás engañando y persiguiendo algo que no existe? ¿Cómo saber si cuando desistes es una opción inteligente para abrirte a otras posibilidades o es tu miedo que te ha convencido para virar el barco?

Yo creo que la pregunta siempre es ¿para qué? ¿Para qué sigo si sigo? ¿Para qué cambio de rumbo si cambio? ¿Por amor a mí o por miedo? ¿Quién guía mis pasos? ¿me soy fiel cuando sigo o cuando cambio?

Supongo, como decía antes, que no hay camino correcto, hay una sensación de paz o de angustia…

¿Cómo se sabe si el camino es correcto?  Se sabe… Es una de esas cosas que no sabes cómo las sabes pero que sabes que las sabes… 

Sólo tienes que mirar en ti y dejar de mirar al temporal. Mirar muy dentro y sentir…

El mar está en calma si tú estás en calma, no importa la altura de las olas.

 

Gracias por leerme. Espero que te sea útil para seguir en este camino apasionante y complicado. La verdad es que no es fácil conocerse, respetarse y amarse a uno mismo como merecemos… A mí me ha costado mucho, mucho. 

Si quieres saber más de este maravilloso trabajo de autoestima, te invito a leer mi libro

“Manual de autoestima para mujeres guerreras” un libro para que dejes de pelear por todo y empieces a sentir que las cosas puede fluir.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

GUÍA GRATIS : Por si quieres ir entrando en material, te ofrezco esta pequeña guía para empezar

7 pasos para mejorar tu autoestima, puedes descargarla aquí https://merceroura.es/lp-7-pasos-autoestima/ ¡completamente gratis!

Espero que te sea útil.

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es

 

Gracias siempre por estar…

 

No me avergüenza admitir

No me avergüenza admitir

umbrella-2603983_640

No sé por dónde empezar… Aunque tengo claro algo, no es por el principio.  La vida se nos escapa porque damos muchos rodeos para no movernos de la misma casilla, pero lo hacemos porque eso nos da sensación de estar haciendo algo, de movernos, aunque lo único que conseguimos es hacerle una coreografía a la incertidumbre y a la angustia que sentimos. Hay que ir siempre a lo que importa de verdad, donde está la esencia y la sustancia de lo que quieres y deseas, de lo que te mueve y conmueve… Donde está el mensaje que quieres compartir…

Mi mensaje dice «estoy asustada y siempre pienso que no estaré a la altura». Hace tiempo me hubiera avergonzado pero una parte importante de crecer por dentro y desnudarse de límites es dejar de sentir vergüenza de ser vulnerable, de quedarse indefenso ante el mundo y que te dé igual qué piensa.

Por más que he aprendido, o mejor dicho, desaprendido estos años pasados en mi proceso por conocerme, cada vez me doy cuenta de que no sé casi nada… Es como si hubiera tirado del hilo de una madeja y a medida que fuera siguiendo el camino que me dibuja me diera cuenta de que la madeja es un universo inmenso e infinito y que yo he estado tejiendo cosas que nunca supe que tejía ni por qué.

Somos un universo de pensamientos y emociones que se van acumulando día a día en nuestro interior hasta que nos estallan en la cara y no reconocemos como propios. Nos asusta lo que podemos llegar a crear con el poder infinito de nuestras decisiones… Por eso no decidimos, no sea que la gloria nos espere en la esquina y justo en ese momento nos flaqueen las fuerzas y nos demos cuenta de que no nos sentimos capaces…

Esa soy yo. La que llega a la cima después de quedarse sin rodillas para subir y no mira la vista porque no se cree digna, porque la cree tan hermosa que sus ojos sólo podrían ensombrecer esa belleza, porque piensa que todavía no ha hecho suficiente ni se ha machacado suficiente para merecer…

Por eso me he dejado a veces manipular y tomar el pelo… Sí, yo. Tal vez alguien lea esto y piense «ostras, pensaba que no se había dado cuenta» pues sí, siempre lo he sabido, en el fondo, pero a veces hago que no lo quiero ver… Y ahora me doy cuenta de por qué he dejado que algunas personas se aprovechen de mí.  Y gracias a eso, estoy aprendiendo algo importante de quién soy.

Tolero que se aprovechen de mí y de mi trabajo porque no me creo suficiente como para hacerlo sola y creo que si alguien me acompaña me dará impulso. Porque siento que la suerte no me ronda y espero que les ronde a ellos y se me contagie un poco esa sensación de que todo es posible…

Tolero que me exijan más de lo que es necesario porque yo lo he hecho toda mi vida y así me aseguro una dosis extra de machaque y reproche por si bajo la guardia y el listón… Para que otros vigilen como yo me vigilo para no parar de hacer y hacer.

Tolero que me extorsionen y me saqueen porque no me reconozco por lo que soy y no me siento digna por el puro hecho de existir… Porque creo que tengo que demostrar siempre y alcanzar la perfección.

Tolero que me hagan chantaje porque yo me hago chantaje y me pido cada día más.

Tolero que me miren y no me vean ni valoren porque muchas veces yo no he suportado verme ni valorarme…

Tolero que me excluyan porque muchas veces no siento que merezca estar incluida y que me toque lo mismo que a los demás. Como si todo el mundo perteneciera a un club del que yo nunca podré ser socia.

Tolero que me pidan sin tregua porque yo me pido más, mucho más. Tolero que no de respondan porque yo no me respondo y que me dejen con las manos vacías porque yo siempre me dejo para el final… Tolero que me pongan la vida muy difícil porque yo creo que es muy difícil y siempre requiere un poco más de sacrificio… Como si al mismo tiempo que persigo la madeja soñada, al llegar a ella le diera un empujón con mis pies y siempre quedara lejos de mí.

Tolero todo esto porque lo he proyectado en las personas que me rodean y en mi vida para poder darme cuenta de lo mucho que me maltrato y lo desconsiderada que soy a menudo conmigo… Tolero que la vida me exija porque yo me exijo hasta no soportarlo más…

Y estoy asustada porque me da miedo ser yo porque durante años casi siempre que era yo no sentía que fuera nada... Porque repasando mi vida, me asusta tener  tanto poder y pensar que si siento que no soy, no seré… Si permito que pase, pasa… Si decido que sea, es…

Cuando nos educan para machacarnos a nosotros mismos y descubrimos nuestro poder interior, a menudo, en lugar de usarlo para sacarnos las pulgas y superar nuestros límites, lo utilizamos para culparnos y reprocharnos por no haber sabido  reconocernos antes…  Por todos los años gastados rompiéndonos por dentro. Por el tiempo perdido persiguiendo la madeja y dándole patadas al encontrarla… Por no haber sabido ver que ya éramos grandes, solos o acompañados, y que no había suerte que buscar sino amor por entregarnos a nosotros mismos. Por no haber sido capaces de decir no y basta y llegar a la cima después de un largo trecho y decir… «Voy a contemplar este paisaje maravilloso porque cuando lo miro es todavía mejor, porque lo que soy ya es todo lo que necesito».

Y así, soltar el traje de buzo, de guerrera siempre alerta y a la defensiva, de bufón siempre dispuesto a hacer reír a los demás pero vivir por dentro lleno de tristeza, de oveja indefensa y dispuesta a que un lobo la devore, de niña buena y estudiante excelente… De amiga que siempre da y no espera, de trabajadora incansable, de la persona que nunca suelta el paraguas por si llueve, por si quema el sol, por si la miran mal, por si todo se tuerce, por si todo acaba pronto y por si acaba muy tarde… Quitarse todos esos personajes y ser, estar, existir…

Tengo miedo a los cambios porque a veces no confío en mí suficiente y no me doy cuenta de que esto es una oportunidad disfrazada de obstáculo… Sólo tengo que comprender que no pasa nada, no tengo que estar a ninguna altura, sólo estar en mí… La moraleja del cuento es que tú escribes la moraleja.

No, no me avergüenza admitir que tengo miedo, que me asustan los cambios, que a veces creo que no estaré a la altura y no me atrevo a vivir lo que sé que inevitablemente toca vivir… No me avergüenza admitir que soy vulnerable, que me siento rota, que estoy desnuda ante un abismo y miro abajo y me saltan las lágrimas de pura ansiedad… No me avergüenza admitir que llevo un siglo dispuesta a saltar y no salto porque a pesar de creer en ella todavía no veo la red.

 

Gracias por leerme. Espero que te sea útil para seguir en este camino apasionante y complicado. La verdad es que no es fácil conocerse, respetarse y amarse a uno mismo como merecemos… A mí me ha costado mucho, mucho. 

Si quieres saber más de este maravilloso trabajo de autoestima, te invito a leer mi libro

“Manual de autoestima para mujeres guerreras” un libro para que dejes de pelear por todo y empieces a sentir que las cosas puede fluir.

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

GUÍA GRATIS : Por si quieres ir entrando en material, te ofrezco esta pequeña guía para empezar

7 pasos para mejorar tu autoestima, puedes descargarla aquí https://merceroura.es/lp-7-pasos-autoestima/ ¡completamente gratis!

Espero que te sea útil.

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es

Gracias siempre por estar…

 

No crees en ti

No crees en ti

No crees en ti. Por más que la gente te diga lo mucho que vales, no lo notas, no te llega ese calor, esa especie de emoción que sientes cuando ves a otras personas que consideras admirables.

No crees en ti a pesar tus logros, tus metas, tus resultados, tu aprendizaje… No importa, no hay nada que importe. No te llegan los aplausos, ni los piropos, ni los halagos sinceros, ni las recomendaciones de personas que para ti cuentan.

Tu cabeza le da mil vueltas y te aprueba, te da incluso nota porque últimamente has trabajado mucho, has comido sano y has hecho deporte… Porque eres de esas personas que escuchan y tienes buenos amigos. Porque cuidas de las personas a las que amas… Porque empezaste de cero y has conseguido construir un pequeño imperio…

Miras atrás y ves un camino largo, inmenso, repleto de situaciones y emociones… Un camino de renuncias a muchas cosas para no desviarte de lo que importa… De lo que siempre has creído que importa, de tus objetivos, tus sueños, tu profesión, tu metas en casa y fuera de ella. Tus ojos se pierden en los libros que has leído, las calificaciones obtenidas en decenas de cursos que te han capacitado para más y en los que has aprendido mucho… En las experiencias que has vivido y que te han marcado. 

Ves lo que has hecho y lo que has dejado de hacer para no perder foco y centrarte en lo que querías, de lo que pensabas que era primordial en tu vida. Y pesar de todo, a pesar del valor que aportas y de lo mucho que haces, te sientes vacío. Como si en todas tus fotos tu cara pudiera ser substituida por un interrogante o una especie de blur inmenso te cruzara los ojos. Porque lloran, porque no te ves, no te notas, no te acaricias a pesar de lo mucho que haces y luchas…

Y no es que el camino no haya valido la pena… Valer la pena… Menuda expresión, parece que todo se pague con sufrimiento cuando quieres conseguir algo y, en el fondo, siempre has pensado que debe haber otra manera. Que valga la risa, el calor, el buen rato… Que valga la pena el miedo superado si me apuras, pero ya basta de penas, no más…

Para hacer este camino hay que renunciar a mucho pero no a la vida, no la risa, no a la paz, no a ti mismo sino todo lo contrario. Ya basta de pensar sólo en la cima y dejarse todos los fines de semana sin tregua y hacerlo por obligación, porque no es lo mismo si se hace con gusto, porque cuenta como disfrute, como risa, como paz, como momentos ganados al dolor, al miedo… Cuando lo haces y vibras, entonces no importa el resultado ¿verdad?

Basta de enfocarse sólo en los sueños y no dejar margen para perder el tiempo en lo sencillo, en lo que la vida te regala cada día mientras tomas el café y miras la cara perfecta de una niña inocente que te pregunta por qué no puede ser siempre sábado o la increíble sensación de poner tus pies en la orilla y ver que las olas te cubren hasta los tobillos y luego se van…Y disfrutar de ese placer tan efímero que no puede afarrarse ni hacerse eterno y que cuando capturas en un foto, te das cuenta de que en realidad te lo has perdido… 

Basta de no desviarse del objetivo si el objetivo te desvía de ti… De llenar el vacío con libros para descubrir cómo llenar el vacío y cursos de rellenadores de vacíos, con refrescos light y mensajes vacíos de personas que se sienten tan vacías como tú y quieren tapar ese hueco contigo como si fueras un parche para que no se les escape el aire y veas que pierden fuelle y se escapan por la ventana como un globo en una fiesta infantil…

Ya basta de sentirse bien contigo mismo sólo cuando la báscula baja o corres suficientes kilómetros o consigues ese resultado anhelado… Y no está mal ponerse metas y superarlas, es maravilloso, el problema es cuando te castigas por no llegar a ellas o te crees que no eres nada si no las alcanzas… El problema llega cuando la meta deja de ser un estímulo más y se convierte en tu norte y cuando llegas y necesitas otra y otra sin parar porque hay un lugar al que no llegas nunca y eres tú… Porque estás intentando satisfacer a alguien tan exigente que nunca te dejará descansar y parar suficiente  rato como para que te encuentres solo o sola y puedas darte cuenta de que no puedes más… Que la carrera por llegar sin treguas no tiene sentido y que hace tiempo que no valoras el camino y que el camino eres tú…

Nunca harás feliz a ese personaje que te habita y que esta dispuesto a hacer lo que sea para que no te detengas y notes esa soledad inmensa que se siente cuando no tienes nada más que hacer que estar contigo y afrontar esos miedos pendientes. Nunca te dejará parar porque le aterra que pares y te des cuenta de que hay otra forma de vivir sin estar pendiente del marcador y que hay un tipo de motivación que no depende de nada que esté ahí afuera…

Que puedes fracasar y sentirte completamente feliz por el intento y el aprendizaje y llegar a la cima y coronarla y sentirte desgraciado porque sabes que lo inmediato será volver a empezar a entrenar para la cima siguiente y no puedes más… Y ya no disfrutas durante el trayecto porque te has obsesionado con llegar porque crees que si no llegas no eres nadie.

Parar para saber que estás en ti. Que todo cuenta. Que puedes renunciar a mucho para conseguir lo que quieres, pero no a ti mismo, no a tu risa, no al café en calma mirando una montaña plagada de pinos una mañana de verano en la que una niña preciosa te pregunta por qué no puede ser siempre sábado… No a perderte en las calles y encontrarte en los escaparates mirando. No a bailar sin saber y notar el mar frío y espumoso en tus pies y respirar la sal y la vida que te trae a los pulmones. No a caminar sin tener que llegar a ninguna parte y quedarte un rato a solas contigo, con tu miedo más atroz y notar qué te cuenta, qué te dice de ti y cuáles son realmente tus metas… 

No crees en ti porque cuando llegas al final de la carrera y recibes la medalla sabes que no has llegado por amor a correr sino porque huías de tus temores más ocultos. Que ganas porque no soportas la idea de perder y sentir que no eres nada sin premio, sin medalla, sin resultado.

No crees en ti porque tu curriculum habla de lo que has hecho y no de lo que has aprendido y lo haces para no sentir, no notar, no enfrentarte a lo que te asusta… El mundo te dice lo que vales y tú no lo notas y si ese tipo de amor no te toca, no sirve… Porque no eres tú.

No crees en ti porque no te arriesgas a notar qué sientes, qué te cuentas, qué tienes pendiente por llorar y por descubrir, qué se te escapa por el desagüe y qué necesitas realmente para sentirte en paz… No crees en ti porque no has conquistado ninguno de esos momentos de soledad extrema ni te has atrevido a sentirte completamente vulnerable e indefenso ante la vida para ver que en realidad no pasa nada… Porque te tienes a ti. Eso sí que te hace que creas en ti…

Y no es que las metas no sean importantes, es que nunca serán más importantes que tú.

No crees en ti porque no te conoces, si te tomaras un rato para estar contigo, descubrirías un ser maravilloso que no necesita demostrar nada.

 

 

Gracias por leerme. Espero que te sea útil para seguir en este camino apasionante y complicado. La verdad es que no es fácil conocerse, respetarse y amarse a uno mismo como merecemos…

Si quieres saber más de este maravilloso trabajo de autoestima, te invito a leer mi libro

«Manual de autoestima para mujeres guerreras» un libro para que dejes de pelear por todo y empieces a sentir que las cosas puede fluir.

 

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

Aceptarse a uno mismo es una de las tareas más complicadas que he vivido. Por ello, grabé una guía que puedes ver aquí de forma gratuita

Guía práctica para aprender a aceptarte 

Espero que te sea útil.

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es

 

 

Y tú ¿cómo te miras?

Y tú ¿cómo te miras?

Hay miradas que dejas que te calen y te quiten poder… No porque lo tengan sino porque se lo das y permites que te cuenten historias sobre ti que no son de verdad, que no son tu verdad… Historias que nada tienen que ver con tu esencia y tu capacidad enorme para compartir lo que eres con el mundo. Historias de miedo y fracaso. Historias de incapacidad y de falta de valor…
Te hablo de esas miradas que te dicen «no puedes» o ¿cómo te va a pasar eso a ti? o «no te lo mereces». ¿Sabes a qué miradas me refiero verdad? Las has notado muchas veces en la nuca mientras subes una escalera ante alguien e inmediatamente te falla el pie al subir el escalón. Las has notado directamente, clavándose en tus ojos, cuando recibes un reconocimiento y en los ojos de alguien se dibuja un gesto de dolor, de desaprobación, de «no entiendo como eso lo recibes tú y no yo». Puede que esa mirada de «nunca llegarás» y «me decepcionas siempre» se la hayas visto a tu madre o tu padre desde que eras un niño o en tus compañeros… Es una mirada se te queda incrustada dentro, muy dentro, y que parece no se borra con con nada.

Hay muchas miradas así y todas ellas están ahí para contarnos algo de nosotros, porque para que surtan efecto tienen que pasar antes un filtro, tiene que recibir nuestro visto bueno y nos las tenemos que creer. A nadie le ofende que otro le mire con desprecio si él mismo no se siente despreciable. Para que lo que otro piensa de ti te duela, tienes que dejar que cale en ti y creértelo. Que conste que eso no significa que esa persona no sea responsable de sus actos y de su mirada de desprecio, naturalmente, pero eso forma parte de sus tareas pendientes no de las nuestras. No podemos hacer nada para cambiarlo ni evitarlo y eso nos desgastaría y nos desviaría de nuestro camino.
Hay muchas miradas así… Entre todas ellas, la tuya es la más terrible. Cuando te miras y te rompes y desarmas a ti mismo. La mirada de quién lucha por llegar a la cima pero se percibe a sí misma como una persona completamente incapaz… Qué cruel es mirarse así, exigiéndose lo máximo y creyéndose sólo capaz de lo mínimo… Yo he sentido esa mirada pegada a mí toda la vida, es un cobertizo oscuro y sin entradas de aire, una mazmorra sin llave, sin más llave que la voluntad de querer salir pero otra vez no verse capaz… 

Me he sentido mil veces avergonzada de mí misma, ridícula, cansada de intentar llegar a una nota mínima que no sé quién otorga, pero que para otros parece más fácil de conseguir que para mí… Me he sentido invisible, minúscula, como si me rodeara un halo de mediocridad que me impedía llegar a donde otros llegan y alcanzar lo que alcanzan… Como si dentro de mí hubiera algo maravilloso que necesitara compartir pero no fuera posible porque no fuera a tener la oportunidad o nadie se atreviera a asomarse dentro.  Me he sentido vulnerable y desamparada mientras temía que vieran mi propia desnudez, mi temor a no llegar a un mínimo para entrar en su mundo y conseguir lo que ellos tienen casi sin tener que demostrar nada… Me he sentido rota por no poder romper ese perímetro de niebla que me circunda y aparta del mundo donde pasan las cosas que yo quiero que me pasen. Como si fuera una Alicia que transita por un País de las Maravillas donde nunca escoge la poción correcta y nunca consigue encajar en la escena que siguiente…
He descubierto que la paz y el equilibrio no consisten como nos han vendido en acabar convenciéndose a uno mismo de que podemos con todo y que somos capaces de todo… La paz llega cuando te amas y te descubres capaz de lo maravilloso, pero no te presionas para conseguir nada ni demostrar nada.  Llega cuando vives este momento, lo notas y percibes lo que surge de él. Sin más. Cuando te dejas llevar por lo que eres sin pensar en lo produces o haces para que otros se fijen en ti, te acepten y aprueben. Entonces, todo lo que haces se impregna de una especie de magia que no es más que confianza y fe en ti y en lo que sabes que puedes compartir con los demás… Tu talento y tus dones no están ahí para que demuestres nada o recibas aplauso. Están para ser compartidos y vividos como un inmenso regalo.

Mientras nos deshacemos por hacer no somos lo que realmente somos. Mientras no sacrificamos para que nos vean nos convertimos en seres invisibles… Todo lo que damos para recibir amor se convierte en desprecio porque en ese acto hay una consideración previa de desaprobación a uno mismo… La de creer que debe esforzarse para ser amado y dar para recibir algo a cambio y no por el puro acto de compartir…

Si crees que necesitas que te reconozcan para reconocerte a ti mismo, estás cediendo tu poder y entrando en una espiral de la que sólo se sale amándote y mirándote con respeto a ti mismo. Esa es la llave de la mazmorra y, lo sé, cuesta de encontrar… Si todo lo que haces es para que te consideren es que en el fondo sientes que no eres digno de consideración sólo por existir. Es como regatear tu valor a la espera de que alguien lo compre… Como esperar a que otros te digan que vales para decidir que así es. Y nunca sirve de nada porque aunque medio mundo te hablara de tu valor, si tú no lo sientes, no serías capaz de verlo.

La única mirada de desprecio que puede hacer que te sientas despreciable de verdad es la tuya. Todas las demás están ahí para que te des cuenta de que las has dado por buenas porque han recibido tu aprobación y te las has creído.

Hay quién te mira y en lugar de despreciarte te pone en un altar y te exige tanto que acaba consiguiendo lo contrario porque espera mucho de ti. Y tú compras esa idea y te fundes con ella y te acabas sometiendo a un rutina escandalosamente rígida y tremendamente insoportable. En este caso, quién decide que esa mirada es válida también eres tú.

Lo sé, no es fácil. Muchas veces te pasa esto cuando eres niño o niña y no tienes herramientas para poder superarlo todavía.
Entre la mirada del «no vales nada» y  la de «puedes con todo» está esa mirada de amor inmenso e incondicional por ti y por la vida que te dice «Eres un ser maravilloso por descubrir todavía. No te desgastes intentando demostrar, parecer o conseguir un resultado. Sé ahora tú y explora la vida, existe y haz lo que sientes que debes, comparte lo que eres con ganas».

No hay cima que escalar, hay un camino interior que andar y mucho dolor por liberar. Hay miedo, mucho miedo, un miedo que siempre va a estar ahí y debes convivir con él, no pasa nada. Necesitas empezar de nuevo contigo y para ello tienes que mirarte con ojos nuevos… Con esa mirada que te observa y por su forma de calarte te dice que eres capaz de lo más grande y te empodera, te llena de vida, pero no te exige ni te pide que te rompas y sacrifiques por nada… Tú mirada… La mirada de alguien que ama lo que es y ya no busca nada que no tenga… No hay mirada que impacte tanto en tu vida como la tuya propia… 

Esa es la única mirada que puede cambiar tu vida. La única que te da la fuerza para seguir y saber cuándo parar y volver a empezar… La que te permitirá aceptar lo que pueda parecer inaceptable y vivir lo que duele, la que te tenderá la mano para levantarte y te dirá que no pasa nada a cada error porque era absolutamente necesario. La mirada de un amor incondicional que no espera de ti más que comprendas que todo pasa… Que no necesitas subir más montañas ni arañarte las manos con las espinas de las rosas que quieres coger porque son hermosas pero claven espinas demasiado profundas… La mirada de alguien que te dice basta de intentar deslumbrar al mundo para que te acepte… Brilla para ti y comparte lo que eres.

Gracias por compartir este camino conmigo y dejarte acompañar por mis palabras.

Aceptarse a uno mismo es una de las tareas más complicadas que he vivido. Por ello, grabé una guía que puedes ver aquí de forma gratuita

Guía práctica para aprender a aceptarte 

Espero que te sea útil.

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro.

Manual de autoestima para mujeres guerreras 

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es

Pequeño manual para distinguir amores mediocres

Pequeño manual para distinguir amores mediocres

candados

 

No es amor si no te arrastra y te revuelve. Si no te da la vuelta y te revienta las costuras del alma. Si no te conmueve y desconcentra. Si no te esculpe de nuevo. Si no te zarandea y apacigua las penas. No es amor si puedes explicarlo y encontrar fácilmente las palabras para definirlo. Hay amores inmensos. Amores que sólo se definen con el roce…

Si no te espera ni aguarda emocionado, no es amor… Es aburrimiento. Los verdaderos amantes viven el momento, nunca pasan el rato. Hay amores lisonjeros y absurdos.

No es amor si no te imagina y cuenta los minutos, si no se le hacen eternas las horas. No es amor si no te sueña y no puede dibujarte con la mente y encontrarte en todo lo que ve. No es amor si amarte no le cambia en nada. Si a tu lado no se siente gigante… Tan gigante como tú… Hay amores enormes y amores diminutos.

No es amor si no parece que tus pies no te pertenezcan y tu cabeza no imagina locuras. Si no te quita el sueño, es un amor falso, un amor pasajero. Si te quita siempre el apetito es un amor peligroso. 

Si es capaz de medirte y pesarte, no te quiere. Si es capaz de negarte y apartarte, no te merece. Si no es capaz de escucharte y encontrarte las cosquillas en los malos ratos, no te conviene. Si no te busca, no te ama. Si te persigue, no te ama… Te acosa. Hay amores cobardes.

Si no ve que guardas llanto y necesitas risa a gritos, no te entiende. Si no sabe leerte la mirada y tienes que pedirle que te diga que te quiere, es que el amor no le desborda, no le sobrepasa, no le invade. Si se lo pides y dice “ya sabes que sí” es que su amor es pequeño, ridículo, minúsculo.

Si le dices “te quiero” y responde “yo también” es que no sabe quererte, te quiere a medias o se quiere a él mismo.

Si repite cien mil veces cada día que te ama, es obseso. Hay amores demasiado concentrados.

Si no lo gritarías, no es amor. Hay amores mudos…

Si preguntas una tontería y no responde, es que se cree que él no pregunta nunca tonterías. Los amantes perfectos son insufribles. Las personas que nunca dicen tonterías no son de fiar… Hay amores estúpidos.

No es amor si no duele algunas veces y no compensa otras muchas. Si no da vértigo.

Si no da pánico pensar que puede terminar no es amor, es juego. Hay amores escasos, amores menores. Amores que enseguida se hacen viejos.

Si no te hace sentir que importas, no es amor, es vasallaje. Si no te demuestra que le importas es condena.

Si crees que no importarle es culpa tuya, sal corriendo. Hay amores esclavos.

No es amor si da sueño. No es amor si da frío. Si da pena, no es amor. No es tampoco amor si amando no te hace sentir grande, si no crees que vuelas o que lo puedes todo. Hay amores mediocres, rutinarios.

No es amor si no te vuelve loco y te calma al mismo tiempo. Si puedes calcularlo, no es amor. No es amor si te cabe en el pecho. No es amor si siempre lloras. Si siempre ríes… Tampoco es amor, es guasa. Hay amores vacíos.

Si tienes la sensación que lleva impermeable es que su amor es profiláctico, de plástico, de diseño.

No es amor si le cansa. Si se siente encerrado o si a cierta hora pone mala cara porque toca retirada…

No es amor si se rinde, si ve sólo los obstáculos que sortear para tenerte, si busca la salida antes que la entrada. Si sólo viene cuando te necesita y siempre está ocupado cuando tú le buscas.

No es amor si promete demasiado y cumple poco.

Si no quiere devorarte no es amor. Si sólo quiere devorarte tampoco.

No es amor si calla siempre y tampoco si nunca guarda silencio. No es amor si siempre habla y nunca quiere beso. Hay amores demasiado castos.

Si te pone horarios, no te quiere. Si te limita las pasiones, no te ama, te recorta.

No es amor si no se queja si no te tiene. Y si se queja demasiado no te quiere, te posee.

No es amor si no disculpa ni perdona. Si encuentra demasiadas explicaciones racionales para quererte.

No es amor si no crees que será eterno. Hay amores fugaces.

Gracias por estar ahí siempre y compartir este camino. Siempre que escribo espero que a alguien le sea útil compartir este proceso complicado y apasionante. Sin prisas ni fórmulas mágicas, sin agobios ni marcas que cumplir… 

AMARSE ES UN REGALO PARA TI MISMO, UN FIN Y NO UN MEDIO, UN LUGAR EN EL QUE TE SIENTES COMPLETO Y A SALVO.

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro.

Manual de autoestima para mujeres guerreras 

Disponible aquí 

amazon llibre merce amazon

Acompaño a personas y organizaciones a a desarrollar su #InteligenciaEmocional con formación, conferencias y #coaching

Escritora y apasionada de las #palabras

Más información sobre mí y sobre mis servicios en www.merceroura.es