A veces, tenemos tanto miedo que no somos nosotros mismos. Nos quedamos paralizados y no podemos ni hablar. Esos nervios son habituales y los tiene todo el mundo, incluso los oradores consagrados, son necesarios para estar alerta. Lo importante es gestionarlos y aprender algunas fórmulas para superarlos y hacer que estén de tu parte. ¿Quieres conocerlas?