A nuestro mundo le hace falta una cura de palabras. Es urgente. Tenemos que buscar entre todos palabras sabias para tapar heridas y sustituir palos, machetes, puños y uñas. Corre prisa. Vivimos un momento de histeria colectiva, de susceptibilidad máxima. Incluso los mansos y los cautos han empezado a lanzar saliva contra los que siempre buscan brega… ajenos al zarpazo que les espera. Lo hacen porque no lo soportan más. Asco por asco, piensan, mejor vivir en el desahogo de haberle plantado cara al chulo del lugar. Cada día hay más chulo, aunque tal vez sea yo, que presa de un alto nivel de desconcierto social, me creo que son chulos cuando lo único que hacen es defenderse o auto-reafirmarse.
Cada día hay más malentendidos y roces y quejas. Quejarse de forma constructiva es bueno, pero hace falta actuar para cambiar porque si no la queja se vuelve hábito y pasa a formar parte del carácter.
Se nota al cruzar la calle. Algunos ponen cara perruna, asustan. Otros tienen las facciones mutadas por el miedo, se les ve paralizados por la angustia, tienen escrita en el rostro una noche haciendo cuentas para pagar recibos.
Los recibos crecen, los sueldos encogen. Escasea en algunos lugares y momentos el “buenos días”, el “hasta pronto”, el “suerte mañana”, el “gracias por todo”… el “estoy contigo pase lo que pase”.
Estamos siempre alerta para clavar colmillo hasta la encía, pensando en negro, repitiendo en un mantra la palabra crisis hasta que se esculpe a fuego en el día a día y nos invade.
Tal vez parezca frívolo en un momento en el que pasamos escasez y muchos pierden su hogar y sus sueños… pero las formas importan. Importan porque se dirigen a personas. Importan porque evitan trifulcas y peleas y generan diálogos.
Y sobre todo, importan las palabras porque con ellas se construyen puentes, generan empatías. Importan porque convierten a la víctima en el dueño de su destino, porque generan oportunidades.
Necesitamos palabras, muchas. Todas las que encontremos van a ser pocas porque tenemos que cambiar esta inercia de malhumor y caras agrias, porque nos merecemos otro presente y otro futuro.
Cuando la intención las acompaña, las palabras curan.
Comos siempre: Muy bueno!
Cierto es que la situación nos está agriando el carácter cuando lo que debería ocurrir es que debería reforzárnoslo, para que entre tod@s, trabajemos y luchemos por salir de un estado que ni merecemos ni nosotr@s hemos provocado.
Guapa, solet, talent natural, redactora fantàstica, gran persona. You are great, you are amazing.
Richard W.
Me encanta cómo escribes, querida Mercè, pero sobre todo, es que me encanta cómo piensas. Frente a la crispación y la violencia verbal de los que parecen estar agazapados esperando para saltar como fieras contra cualquiera que no diga amén a sus llamamientos, tus palabras siempre transmiten paz, calma y bondad.
Una sonrisa y un abrazo.
Pues yo iba a escribir algo, compa Mercè, pero como ya lo ha hecho (y mucho mejor de lo que lo hubiera hecho yo) la compa Izaskun, pues suscribo sus palabras. Ah, y una vez más, felicidades…
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Todosconvivimos con eso… Y muy poca gente es la que lo destaca y detecta como raro, que bueno que hayamos muchos mas que uno en esto.