Dí siempre que sí. Incluso cuando no quieras. Cuando el sí sea la carga más pesada que arrastras.
Traga, siempre. Aunque no tenga sentido. Aunque no sepas la razón y te des cuenta de que mereces mejor trato.
Intenta gustarle a todo el mundo. Cree firmemente que hay espacios de gloria que te están vetados porque sí. Porque eres tú. Como si en tu ADN hubiera un gen repelente a la dicha, a la fortuna, a la capacidad de conseguir lo que anhelas. Como si el mundo se dividiera en ganadores y perdedores y tú estuvieras enjaulado en el segundo grupo.
Esconde tus ideas por si ofenden.
Procura no destacar por si te miran y critican. No opines. No brilles por si a alguien le molesta.
No arriesgues por si te equivocas y eres el blanco de las burlas.
Procura no hacer nunca el ridículo. Ríele las gracias a todos. Siéntete común, vulgar. No te diferencies.
Esconde tus sentimientos y emociones. Piensa que mostrar lo que sientes te hace débil, que tener miedo es de cobardes y que las dudas no son necesarias.
Cree firmemente que llegará un día en que serás feliz. Que todo estará controlado entonces, como por arte de magia. Que tendrás el hogar perfecto, la familia perfecta, el aspecto perfecto, el trabajo perfecto… Que podrás anotar esa fecha en el calendario como el primer día del resto de tu vida. Y decide esperar sentado a que llegue.
Cree que la felicidad viene desde fuera y no desde dentro. Que es absoluta y que llega del tirón. No escuches a otros. Lleva tu pena en silencio y convéncete de que eres el único que lo pasa mal.
Que no te importe sufrir mientras esperas que llegue ese momento de perfección. Aguanta malas caras y baja la vista. Pásalo mal, que el rencor te carcoma, arrastra una carga esperando que todo cambie por azar. No vivas esperando vivir. No ames si no ves un atisbo previo de amor en los demás.
Siéntete gusano y procura esquivar las pisadas de quienes crees que están destinados a ser mariposas. No confies en nadie.
Posterga el momento de parar y cerrar la puerta al asco que te da todo esto. Postérgalo todo hasta que pierda sentido.
Déjalo para mañana o para nunca. No te esfuerces, piensa que no merece la pena.
Sé altamente desdichado y no te rebeles. Aguanta situaciones injustas porque no hay más remedio que sobrellevarlas. Decide que no puedes cambiar nada. Que el destino está escrito. Que sentir dolor es habitual y necesario. Que encajar golpes forma parte de tu día a día. Que no mereces más.
Piensa que lo pequeño nunca será grande. No imagines. No sueñes.
Cree que no hay elección. Compádecete de ti mismo.
Decide que todo esto no es responsabilidad tuya. Que eres una víctima. Que nada está en tus manos. Que tu vida no es tuya, que no la diriges y que no puedes escoger a dónde va.
Laméntate y quéjate por todo y propaga tu desdicha. Que lo sepan todos, que lo compartan.
Etiquétate como el desgraciado. Que todos lo sepan. Que todos lo digan, el primero tú.
Lleva tu etiqueta con el mayor pesar posible. Regodéate en tu miseria, en tu imposibilidad de dar la vuelta a la situación.
Ah… Más todavía… Busca una excusa convincente para no haber sabido cambiarlo todo, por no haber tenido ganas de frenar a tiempo tu frustración y resignación vital. Y si no la encuentras, acarrea también la culpa y la rabia por no saber cómo llegar a la salida de este sucedáneo de vida. Y si te duelen demasiado estas emociones corrosivas, busca a alguien ajeno que parezca que lucha por vivir a su modo y que se esfuerza por encontrar respuestas. Alguien a quién descargarle tu ira. Sé injusto con él, pisa su dignidad, humíllale, critícale hasta la saciedad como si fuera lo más importante de tu vida, tu único tema de conversación… Y envidia su felicidad si no eres capaz de quebrar sus defensas, si no puedes derrotar su entusiasmo.
Ódiale a él por tu cobardía. Cúlpale y nota los efectos nefastos de este sentimiento en tu propia esencia y tu cuerpo cansado. Pasa de presa a depredador. De cordero sumiso a lobo voraz.
Y cuando termines, prepárate para volver a empezar. Esto es un círculo vicioso que no acaba nunca.
Totalmente cierto, Mercé. No obstante, Gala mantenía y mantiene, la teoría de que la felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante Me quedo con esta frase, entre otras: «Lleva tu etiqueta con el mayor pesar posible. Regodéate en tu miseria, en tu imposibilidad de dar la vuelta a la situación.»
Hola Mercè. Me has recordado al gran Watzlawick con su «El Arte de Amargarse la Vida» y me ha gustado, tanto por los méritos propios de tu entrada, como por ese regustillo irónico-sistémico que tan grato me resulta 😉 Pero. además, me ha suscitado una pregunta: ¿No estará sobrevalorada la felicidad? Bueno, más de una: ¿No es un estado más feliz que el de la felicidad, aquel que se logra mediante la serenidad? ¿Serenidad y aceptación en la alegría y serenidad y aceptación en la tristeza? La búsqueda de aspectos polarizados tiene sus riesgos, generalmente relacionados con la frustración de no haber alcanzado un punto lo suficientemente avanzado hacia el polo deseado, o con el anhelo de avanzar más… No sé. Quizá la felicidad se alcance buscando la felicidad, o quizá también se alcance la felicidad aceptando serenamente los momentos de tristeza. Un abrazo sereno y, a ratos, aceptablemente feliz 🙂
Reblogueó esto en José Sánchez-Mota. Coach.y comentado: En esta entrada de su blog, Mercè me ha recordado al gran Watzlawick de «El Arte de Amargarse la Vida» y me ha gustado, tanto por los méritos propios de esta entrada, como por ese regustillo irónico-sistémico que tan grato me resulta. Pero. además, me ha suscitado una pregunta: ¿No estará sobrevalorada la felicidad? Bueno, más de una: ¿No es un estado más feliz que el de la felicidad, aquel que se logra mediante la serenidad? ¿Serenidad y aceptación en la alegría y serenidad y aceptación en la tristeza? La búsqueda de aspectos polarizados tiene sus riesgos, generalmente relacionados con la frustración de no haber alcanzado un punto lo suficientemente avanzado hacia el polo deseado, o con el anhelo de avanzar más… No sé. Quizá la felicidad se alcance buscando la felicidad, o quizá también se alcance la felicidad aceptando serenamente los momentos de tristeza.
Yo pienso que, para bien o para mal, lo que resistes, persiste; sin embargo, cuando haces algo diferente, algo cambia.
También creo que la felicidad no es un sitio al que se va, ni algo que tengamos que buscar. En general, cuando nos generamos demasiadas expectativas es lógico que algo falte. Y por eso me pregunto ¿no será la felicidad un punto de partida? ¿Cómo buscar algo que no conoces? ¿No habrá que estar más atentos a los detalles? ¿No habrá que aprovechar más los momentos y degustar los más a fondo?.
Y en el tema de las parejas ¿No es un poco egoísta e infantil, eso que se oye tanto de buscar pareja?… alguien que me haga feliz… Me parece más maduro y realista buscar ser la pareja de alguien,… Pensar en hacer feliz a alguien. La verdad es que no nos han contado que buscar una pareja de cuento es prepararse para el gran batacazo, porque precisamente formar pareja significa romper con lo infantil y entrar en el mundo adulto de golpe (esto no significa que en la pareja no se juegue, lo lúdico es muy importante)
Que sensación de vacío imaginarme haciendo todas esas cosas. Creo que no está mal buscar la felicidad, si no nos olvidamos del camino. Creo que es ahí donde donde la podemos encontrar, suponiendo que la felicidad no sea una «gran» cosa, sino una acumulación de pequeñas vivencias.
Importante post donde reflejas claramente los puntos claves de la «postura de victima» e invitas al lector a tomar consciencia de la importancia de responsabilizarse de su vida, con frases como «no vivas esperando vivir». Muchas gracias, Merce. Me ha encantado.
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Totalmente cierto, Mercé. No obstante, Gala mantenía y mantiene, la teoría de que la felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante
Me quedo con esta frase, entre otras: «Lleva tu etiqueta con el mayor pesar posible. Regodéate en tu miseria, en tu imposibilidad de dar la vuelta a la situación.»
Gala seguramente tiene razón. Hay que relativizar… Un abrazo y muchas gracias 🙂
Hola Mercè. Me has recordado al gran Watzlawick con su «El Arte de Amargarse la Vida» y me ha gustado, tanto por los méritos propios de tu entrada, como por ese regustillo irónico-sistémico que tan grato me resulta 😉
Pero. además, me ha suscitado una pregunta: ¿No estará sobrevalorada la felicidad? Bueno, más de una: ¿No es un estado más feliz que el de la felicidad, aquel que se logra mediante la serenidad? ¿Serenidad y aceptación en la alegría y serenidad y aceptación en la tristeza? La búsqueda de aspectos polarizados tiene sus riesgos, generalmente relacionados con la frustración de no haber alcanzado un punto lo suficientemente avanzado hacia el polo deseado, o con el anhelo de avanzar más…
No sé. Quizá la felicidad se alcance buscando la felicidad, o quizá también se alcance la felicidad aceptando serenamente los momentos de tristeza.
Un abrazo sereno y, a ratos, aceptablemente feliz 🙂
Reblogueó esto en José Sánchez-Mota. Coach.y comentado:
En esta entrada de su blog, Mercè me ha recordado al gran Watzlawick de «El Arte de Amargarse la Vida» y me ha gustado, tanto por los méritos propios de esta entrada, como por ese regustillo irónico-sistémico que tan grato me resulta.
Pero. además, me ha suscitado una pregunta: ¿No estará sobrevalorada la felicidad? Bueno, más de una: ¿No es un estado más feliz que el de la felicidad, aquel que se logra mediante la serenidad? ¿Serenidad y aceptación en la alegría y serenidad y aceptación en la tristeza? La búsqueda de aspectos polarizados tiene sus riesgos, generalmente relacionados con la frustración de no haber alcanzado un punto lo suficientemente avanzado hacia el polo deseado, o con el anhelo de avanzar más…
No sé. Quizá la felicidad se alcance buscando la felicidad, o quizá también se alcance la felicidad aceptando serenamente los momentos de tristeza.
muchas gracias!!
Yo pienso que, para bien o para mal, lo que resistes, persiste; sin embargo, cuando haces algo diferente, algo cambia.
También creo que la felicidad no es un sitio al que se va, ni algo que tengamos que buscar. En general, cuando nos generamos demasiadas expectativas es lógico que algo falte. Y por eso me pregunto ¿no será la felicidad un punto de partida? ¿Cómo buscar algo que no conoces? ¿No habrá que estar más atentos a los detalles? ¿No habrá que aprovechar más los momentos y degustar los más a fondo?.
Y en el tema de las parejas ¿No es un poco egoísta e infantil, eso que se oye tanto de buscar pareja?… alguien que me haga feliz… Me parece más maduro y realista buscar ser la pareja de alguien,… Pensar en hacer feliz a alguien. La verdad es que no nos han contado que buscar una pareja de cuento es prepararse para el gran batacazo, porque precisamente formar pareja significa romper con lo infantil y entrar en el mundo adulto de golpe (esto no significa que en la pareja no se juegue, lo lúdico es muy importante)
Besos
Que sensación de vacío imaginarme haciendo todas esas cosas. Creo que no está mal buscar la felicidad, si no nos olvidamos del camino. Creo que es ahí donde donde la podemos encontrar, suponiendo que la felicidad no sea una «gran» cosa, sino una acumulación de pequeñas vivencias.
Gracias 🙂
Muchas gracias 🙂 Un abrazo!
Un gran post, me encanta como escribes.
Me alegro! muchas gracias 🙂
Inteligente, directa, real.
Una reflexión sabía y directa sobre lo que existe.
Enhorabuena.
Muchas gracias! Un abrazo 🙂
Importante post donde reflejas claramente los puntos claves de la «postura de victima» e invitas al lector a tomar consciencia de la importancia de responsabilizarse de su vida, con frases como «no vivas esperando vivir».
Muchas gracias, Merce. Me ha encantado.
Me alegro mucho de que te guste! Mil gracias 😉