Un día se nos va acabar el mundo y nos quedarán mil palabras por pronunciar y mil esquinas en las que esperar a que el amor nos encuentre. Se nos fundirán las retinas y aún estaremos en la cola para pedir caricias y no habremos asaltado al repartidor de alegrías. No habremos dicho suficientes veces ‘te quiero’ ni habremos saltado los obstáculos necesarios para saber que lo intentamos. Nos quedaremos a medio saludo de conocer a alguien que nos iba a cambiar la vida y a medio perdón de alguien que suplicaba una segunda oportunidad. Diremos adiós con la puerta sólo entreabierta y la copa de vino también a medias. Se nos llevará el viento fresco sin haber pisado la tierra más firme ni habernos equivocado lo suficiente como para saber que ya no nos quedan más errores que los necesarios. Se apagará la luz sin haber roto todos los platos rompibles, ni habernos arañado siquiera las rodillas para arrastrarnos hasta un tesoro imaginario y plantar cara a nuestros miedos más atroces…
Nos quedarán heridas por cerrar, sueños por cumplir y llanto acumulado en la garganta… Ese que duele cuando se hace de noche y que al final oprime el pecho como una losa enorme. Nos habremos dejado en el camino un montón de risas que jamás habrán surcado nuestras caras. Nuestras mandíbulas quedarán agotadas de apretar por soltar consignas estúpidas y aguantar ofensas imaginarias o tan absurdas que no valga la pena contestar… Nos faltará un cúmulo de besos que dar… Un puñado de reglas sin sentido por romper y centenares de mundos por cambiar. Alguna pasión loca por apurar, alguna locura apasionante por vivir.
Habremos perdido un valioso tiempo pensando en lo vivido y recordando lo nefasto sin tocar el presente y notar como cada uno de los poros de la piel nos pide vida y cada una de nuestras fibras nos pide olvidar. Sin haber dejado atrás el dolor y habernos quedado con la moraleja. Sin olvidar el frío y quedanos el abrigo y la buena compañía. Desdibujar a quien nos decepcionó y dar la mano al que supo estar a la altura… Y estar nosotros a su lado, ser merecedores de ese gesto, decirle lo mucho que le necesitamos y darle las gracias por estar. Nos quedarán pedazos de cielo por contemplar y aromas por retener en la memoria.
Nos faltará llamar a todas la puertas por si nos queda alguien por conocer… Derribar todos los muros que nos quedan por si al otro lado hay más de lo que nos cuentan y el horizonte nos sorprende.
Callar más, hablar más, escuchar más, bailar más… Buscar más belleza en lo cotidiano y hermosear lo más sórdido.
Parar un momento y darnos cuenta de lo inmenso que es cada pequeño detalle y lo diminuto que puede todo lo que a veces nos parece grande.
Y tú te quedarás con las ganas de … Ser grande. Ser tan grande y que no se vea, pero se note. Ser grande y que nadie lo sepa. Ser enorme. Ser feliz por casi nada,. Ser feliz por todo… Cuando duela, cuando cueste, cuando arda. Ser feliz a contracorriente y no callarlo, que se contagie, que se difunda… Que te llamen iluso o mil cosas más porque están desconcertados… Lo que importa es acabar el camino con la sonrisa puesta y satisfacción colmada. Con amor de sobra en la mochila y la conciencia quieta. Sin punzada en el pecho ni reticencia en el ánimo… Y no esperar para hacerlo, ponerse hoy mismo a ello, por si el camino es corto… Por si se acaba el mundo, pero sobre todo por si no se acaba y estamos a tiempo de vivir más y mejor.
Sé grande ahora…
Hace años que asumí que estamos aquí de paso y por un tiempo muy limitado. Por lo tanto no hay tiempo que perder en joder, con perdón, al prójimo, por si no hay tiempo de enmendarlo. Vivir a riesgo de las propias convicciones te reporta innumerables bofetadas, pero se duerme a pierna suelta. Vivir emocionándose a diario, con ojos de niño (permiteme el lugar común); intensamente. Si dejé enemigos por el camino, lo lamento, no voy a parar a mirar atrás. Esta vida es muy corta. Así, que sumame a la lista de los que intentan vivir mas cada día.
Y en prevención de lo efímero, y visto que si no recuerdo mal nunca lo hice, te envío un abrazo, fuerte.
Gracias Merce.
Muchas gracias 🙂 un abrazo!
Tiene un cierto aire Borgiano del «Si volviera a nacer» (… Por si no lo saben, de eso esta hecha la vida, solo de momentos; no! no te pierdas el ahora…) y un toque del Lennon de «La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes.»
Y también tiene la llave cuando dices «Parar un momento y darnos cuenta…» y quizá no haya que poner nada después, porque aquello de lo que darnos cuenta lo va poniendo cada presente…
Un abrazo
podries enviar-li al Sr. Monago, ‘que ya ve a CAT en otros mundos’ – Petons.
Gracias, maestro 🙂
Un pequeño bache en la salufd me ha hecho perderme algunas páginas queridas como la tuya, Mercé. Añoraba leerte. Hoy me quedo con este párrafo: Parar un momento y darnos cuenta de lo inmenso que es cada pequeño detalle y lo diminuto que puede todo lo que a veces nos parece grande.
Reblogueó esto en Las Cosas de Enrique #etarrago en WordPress.
Vaya, espero que estés mejor… Gracias por insistir siempre y valorar lo que escribo! Un abrazo y recupérate del todo 🙂
Gracias, Mercé, estoy ya fet un chaval, cosas de la edad. Feliz día.
He escuchado este texto hace poco en de vuelta a casa en kiss fm… Me ha parecido precioso.
Muchas gracias!! Me alegro de que te guste. Lo que escribo es todo tuyo… Un saludo 🙂
Reblogueó esto en Un Buen Día Lo Tiene Cualquieray comentado:
Brinca y llega hasta el límite.
Sé mucho, sé grande.
«Enormécete».
Gracias 😉
Interesante reflexión, cargada de poesía y sabiduría….hay que vivir hoy como si fuera el último día, disfrutar cada instante con toda la intensidad que le podamos poner, sin importarnos el «qué dirán», seamos nosotros mismos y saquemos nuestros deseos a la realidad. Gracias Mercé…un saludo desde Cuba
Muchas gracias, Mayra!! Seamos nosotros mismos 😉
….🌟🌟🌟🌟🌟