Soy el son que no bailas esperando la canción de tu vida. El día que no sales a la calle porque esperas sentirte con fuerza para encontrar su cara en las esquinas. Soy el sol que no te toca y el viento que no te acaricia. El camino que no transitas mientras esperas el momento justo y el bocado que no tomas esperando la hora correcta. El vestido que no te pones por si es demasiado atrevido y suscita comentarios agrestes. La frase que nunca dices por si molesta.
Soy cada una de las tardes perdidas removiendo recuerdos que laceran tu conciencia. Cada uno de los momentos inútiles escuchando trovadores falsos que te halagan sin haber sondeado en tus sueños y sin saber de tu inteligencia. Soy las casas que no habitas, mientras esperas el palacio dorado y las lágrimas que derramas mientras un millón de carcajadas que no oyes te rondan los oídos. Soy lo que deseas y no te atreves a imaginar que sucede porque te han dicho que no lo mereces y te lo has creído. Tu mirada más caliente y tu sonrisa más gélida. Lo que no le has contado a nadie y lo que necesitas contar porque te arde en las entrañas.
Soy la flor roja que no ves porque contemplas embobada los cardos y el sueño que no sueñas porque no duermes pensando en mañana.
Soy el presente que no vives angustiándote por un futuro que tal vez no llegue, mientras te revuelves en tu propio lodo por un pasado que ya ni siquiera te araña al recordar.
Soy el libro que no lees, con la frase que va a cambiarte la vida, mientras ojeas otros títulos más atractivos en el estante de la biblioteca. El amor que no notas porque te obsesionas con mirar al otro lado esperando un amor que te esquiva.
Soy el océano que no ves porque te obcecas en mirar un charco. La colina que no subes porque esperas a encontrar una gran montaña…
Soy el poema de amor guardado en un sobre que nunca encuentras porque vas tan de prisa que ni siquiera te detienes a notar la vida. El verso que te da la respuesta que buscas y la luz que siempre dejas apagada. Soy el café que te obligará a sentarte un rato y esbozar tu obra maestra en una servilleta y el mensaje oculto en un cajón que no abres porque siempre lo dejas para mañana.
El aroma que nunca hueles porque cierras la puerta cuando empieza a soplar la brisa y la voz que te dice que te escuches a ti misma y que nunca oyes porque el ruido de tu cabeza no te deja oír tus deseos.
Soy todas las oportunidades perdidas y todos los trenes que dejaste pasar sin tomar por miedo al destino y pereza al trayecto. Soy tu temor más grande y tu ilusión más rotunda.
Todas las excusas que fabricaste para no dar un paso y todas las culpas que decidiste arrastrar por los siglos por no haberlo dado.
Estoy en cada uno de tus giros y pasos. En las esquinas de cada calle que transitas y en cada una de las caras que se cruzan con la tuya. Voy atado a tus zapatos y guío todas tus miradas de reojo. Me cobijo en tus ganas de vivir y en las gotas de lluvia que mojan tus cabellos. Cuando te levantas cansada de estar cansada e inapetente de vida, te susurro al oído que no tengas miedo y te suplico que sigas. Yo te sigo de cerca pero nunca de das cuenta porque no respiras suficientemente hondo, ni caminas lo suficientemente despacio. Porque no crees suficientemente en ti misma, ni tus sueños son suficientemente grandes como para verme y cazarme al vuelo…
Y sin embargo, me buscas, a tu modo, me persigues, sin saber hasta cuándo ni dónde. No lo sabes y ya me tienes. A veces me huyes, porque casi me tocas y el pánico te vence, pero sigues intentando encontrarme…
Para un momento, abre los ojos y despierta… La vida es una sucesión de sacudidas y pasos en falso que llevan a lugares desconocidos y rompen muros. Sin zarandeo, a veces, no hay vida. Sin caer, a veces, no se puede volver a empezar.
Soy esa “tú” que un día tomó otro camino y se atrevió a ensuciarse de vida…
Estoy aquí.
Muy bueno, gracias
Gracias a ti!
Es una reflexión muy buena Merce.
Pero que pasa para que no te des cuenta? porque es tan difícil o se tarda tanto en conseguir de nuevo el equilibrio a pesar de que como bien dices el pasado ya no arañe. Porque ocurre que al recuperar autenticidad cuesta tanto volver a perderla por alguien. Y porqué no dejas nunca de pensar en todo y en nada? Y porque de repente te gusta mas la soledad y el silencio?…
Ufff…. cuando te dan tregua los pensamientos?
Perdón por tanta pregunta.
Como decía al principio, es una muy buena reflexión pero difícil de reconocer.
Qué maravilla! Qué facilidad para el retrato de una vida existente en millones de corazones «all over the world». Gracias.
Como siempre,optimista lluitadora ,incansable contra el DESANIMO,que nos impide progresar,que coharta nuestras acciones,que mina nuestra autoestima…maravilloso post..espero sea REVULSIVO FRENTE a ello..»y todo lo demas»
No te disculpes… Te agradezco las preguntas, te agradezco que lo que he escrito te suscite tantas preguntas… No la ve porque no se ama lo suficiente (como dice el texto) porque tiene miedo, porque deja que su voluntad dependa demasiado de otros… Aunque, seguramente, ella es elástica y sabrá encontrar el camino… Si se hace tantas preguntas, es que sabe muchas de las respuestas aunque no lo admita y que es una persona inquieta y curiosa, con ganas, con espíritu libre. Al final, se mirará cara a cara y sabrá decidir.
Un beso!
Gracias a ti!
Muchas gracias por seguir ahí, siempre… Por leerme y opinar, por estar y hacerte preguntas.
Un abrazo!
Fenómeno, como siempre. Gracias Merce.
Hola, Merce:
Me gusta el artículo «Estoy aquí», pero me gustaría saber quien es ese otro «tu» ¿un sueño, el miedo, la infelicidad, un falso «yo», una emoción, un sentimiento, …?. Quizás «Yo soy yo» por el hecho de estar vivo, lo demás son juegos mentales que causan dolor y sufrimiento.
Paco Gutiérrez
Hola Paco, mucho pides… Saber quién es mi otro yo. El post habla de esa persona que todos llevamos dentro y que siempre sueña con atreverse a hacer más cosas que nosotros. Somos nosotros sin tanto miedo al ridículo, sin tanto miedo al fracaso, sin tanto miedo a querer o arriesgar… O con miedo pero, con capacidad para superarlo y darse cuenta de que dar el paso compensa, que muchas veces el riesgo vale la pena. Ese yo más aventurero y desenfadado que conviene dejar salir a veces para tomar algunas deciciones.
No sé si eso responde a tu pregunta?
Gracias por todo! Un abrazo!
El miedo nos puede, habitan tantos «Yo» en uno solo, que incluso podría convocar una reunión de vecinos para debatir si valió la pena no cometer esos «quiero» que deje guardados en el tintero de mi particular historia. Esperare a pasar balance.
Como siempre un placer leerte y reconocerme entre algunos de tus chispazos geniales.
Un abrazo
Muchas gracias!