¿Qué le respondes a una niña de siete años que te pregunta como se consiguen los sueños? cómo se llega a ser lo que deseas ser en la vida, cómo puede llegar a ser feliz cuando sea mayor…
Y notas que tienes tantas cosas que decirle y tantas que por más que se las digas no servirán de mucho porque tiene que experimentarlas… Entonces, rebuscas en tu experiencia y vas a lo básico para encontrar una frase que le sirva de guía, como una plegaria interior que repetirse cuando la vida se ponga del revés y se sienta asustada…
Quieres que se ahorre muchos de los problemas a los que tú has tenido que enfrentarte pero, al mismo tiempo, te das cuenta de que no sería sano ahorrarle etapas.
La verdad es que leo cada semana muchos artículos destinados a conseguir el éxito y ser feliz. Para seguir, para luchar, para alcanzar nuestras metas… Yo he puesto mis ideas en orden más de una vez y he escrito y compartido alguno. La mayoría de los que leo son muy interesantes, muy prácticos y ayudan a motivarte para conseguir ser tú mismo en esta selva en la que se hace difícil mirar al cielo porque los árboles nos lo recortan.
He leído buenos libros también sobre el tema…
La fórmula para el éxito es al final una mezcla maravillosa entre la actitud, el esfuerzo y el talento. Sobre todo, de los dos primeros. El talento sin trabajo y sin un buen enfoque y unos objetivos fijados no sirve de mucho. Siempre he pensado que casi prefiero a alguien sin tantas aptitudes, tal vez más mediocre, que sea trabajador y esté motivado, que a un genio vago y sin estímulo. Claro que, si alguien está motivado, ya no es mediocre. Las personas con la actitud necesaria para conseguir sus sueños desbordan pasión y tienen ese brillo en los ojos que les aleja de la mediocridad. Además, yo siempre he creído que nuestros sueños nos capacitan para conseguirlos. Que imaginar que lo hacemos y visualizarlo, nos hace más hábiles y nos prepara para saber cómo. Cuando alguien que está invadido por sus sueños y se pone manos a la obra (vamos que sueña pero pisa el suelo porque es realista) lo recrea tantas veces que se convierte en maestro de sus ilusiones y se prepara para asumir sus retos. Es un poco como esos pilotos que antes de surcar el cielo, vuelan por simulador. Cuantas más veces sueñas, cuantos más simulacros vividos a rajatabla y con entusiasmo, más diestro eres a la hora de volar. El truco está en darse cuenta de cuando deben acabar los simulacros y lanzarse a surcar las nubes, para no convertir en simulador en excusa y retrasar en momento de salir a mar abierto y lanzarse.
El otro día, hablando con mi hija sobre el futuro, me di cuenta… La verdad es que no es tan difícil. De hecho, todo se basa en algo muy sencillo y, a la vez, complicado. Amarse a uno mismo. Respetarse y quererse tal y como uno es. Nada más. El resto, que también es importante, va supeditado a esto y viene rodado si te quieres y te aceptas. Porque cuando te quieres, crees en ti y en tus posibilidades y eres capaz de crear tu futuro.
Si te quieres, si te respetas, ves a los demás como aliados y no como enemigos. Empatizas con ellos porque no son una amenaza y, puesto que te sientes bien contigo mismo, eres capaz de ayudarles y quererles como merecen. Sumas siempre, nunca divides. Abrazas, no apuñalas. Estás dónde se te reclama y pones tu mejor sonrisa porque la sientes.
El que se ama no finge, vive. Busca el lado positivo. Sabe enfocar lo hermoso y desechar lo tóxico que no le ayuda a construir.
Si te sientes bien contigo mismo, no temes los retos y mimas los detalles. Buscas la excelencia y la superación.
Si te quieres, no mendigas cariño ni buscas migajas de amor. Sólo aceptas una amor entero y valioso. No te vendes, no te rebajas, no te achicas.
Cuando te valoras como debes y mereces, no te escondes ante las dificultades. Plantas cara a tus miedos y vences a tus fantasmas porque sabes que puedes… No te castigas ni te maltratas hablando mal de ti mismo ni buscas defectos en los demás para mitigar el dolor de no ser cómo quieres ser.
Si te aceptas, te conoces. Si te conoces, sabes que puedes mejorar e ir a más. Te subes el listón porque esperas mantener esa confianza en tus posibilidades. Te reinventas. Te creces. Te buscas los defectos desde el cariño, sin acritud, para convertirlos en virtudes…
Si te quieres, quieres a otros con intensidad. No te arrugas ante las dificultades del día a día. No juegas a mentir ni tratas a otros como nunca desearías que te trataran a ti. No criticas, no intoxicas.
Los que se quieren de forma sincera no guardan rencores ni rabia, perdonan y ponen por delante de todo sus valores.
El problema es que en el mundo hay muchas personas que no se quieren. Muchas porque han sido educadas para no aceptarse ni amarse, porque desde que eran criaturas han oído que no valen o no sirven, que molestan… Grandes mentiras dichas por otras personas que tampoco se quieren y que vuelcan sobre otros su dolor y frustración por no ser como quieren… Porque no se respetan a sí mismos. Tal vez ellos en su día también fueron objeto de vejaciones y palabras terribles… Las palabras son tan importantes, por eso a mí me costó mucho encontrar las que decirle a mi hija…
El resultado es que esas personas, sin querer ni saber, forman parte de una cadena terrible que desde hace siglos se van diciendo unas a otras que no son válidas hasta que alguien se atreva a romperla y salir de ese círculo.
¿Y si en lugar de decirles que son inútiles, les decimos que son maravillosos? ¿Y si conseguimos que se rompa la cadena de tristeza y desidia?
Las personas obedecen a nuestras expectativas, por tanto, las palabras que usamos con ellas y el modo en que las tratamos motivarán una u otra respuesta. Serán lo que escojamos que sean para nosotros. Según lo que esperemos de ellas, les daremos una oportunidad o las enterraremos en el fondo de nuestra conciencia.
¿Imagináis que siente un niño al que nunca le han acariciado ni dicho nada hermoso cuando alguien lo hace? Cuando se siente amado, respetado, cuando otro ser humano le reconoce como ser humano y le trata con el cariño que merece… Hay tantas personas que no se sienten amadas… Que al final, no saben amarse ni amar a otros.
¿Y si rompemos la cadena? No podemos ir a ver a todas la personas del mundo que no saben que son maravillosas y piensan que son inútiles, que no valen, que estorban y tender la mano, aunque podemos empezar por nosotros mismos, por respetarnos y no hacer nada que nos malbarate ni haga apagar nuestro brillo… Usar las palabras adecuadas para motivarnos y recordarnos que vamos a poder.
Y a la gente que nos rodea, mirarla con cariño, pensar que tal vez no sabe cómo o tiene miedo. Entender sus defectos como los nuestros. Hablarles con las palabras que deseamos escuchar para nosotros mismos… Una sonrisa, un gesto de condescendencia, de segunda oportunidad, una mirada cómplice, una mano tendida…
Hay mucho trabajo aún para disolver envidias, rencores, resentimiento y llanto acumulado, pero el primer paso en este camino es amarnos y amar. En todas sus formas, con toda su fuerza… Desde dentro, hacia fuera, en círculo… Hacia uno mismo y, hacia los demás.
Porque si no lo hacemos, no solo nos quedaremos con un simulacro de nuestros sueños, seremos nosotros mismos un simulacro de seres humanos y tendremos un simulacro de vida.
Por eso, al final, miré a mi hija a los ojos, y le dije algo que creía que le sería útil para acompañarla siempre.
Quiérete mucho y no olvides nunca que eres maravillosa.
Nunca es nunca, de jamás, verdad? Así lo haré….. Maravillosa, como siempre… Gracias.
Preciosas palabras para una hija o un hijo……….me llegaron al corazón .Ojalá yo hubiese oído esas palabras cuando fui niña ,he tenido que luchar mucho con migo misma para creer en mi y aun asi….. son tan importantes!!!!Ahora tengo 2 hijos y espero que encuentren ese aliento y ser para ellos un solido apoyo .
Nunca es nunca, jamás… Puedes estar toda la vida recordándolo y sólo con un instante de olvido, se va todo al traste 🙂 un beso, preciosa!
Te entiendo, yo también necesité oírlas, por eso las digo, se las recuerdo a mi hija cada día porque quiero que sean su mantra, que la guíen… Ojalá todos tengamos alguien que nos las diga y no las olvidemos. Si sueñas con ser el apoyo de tus hijos, ya lo eres… Un beso 🙂
Parece en muchas ocasiones mi querida Mercè que estamos soncronizadas.
Hace un tiempo justamente escribí sobre dicha temática: «Quiérete más» http://blog.fatimabril.es/2014/11/quierete-mas.html#.VpThwpPhDm0
Que pilar más importante es tenernos presentes, porque para poder querer a los demás, debemos primero querernos a nosotros mismos.
Un beso y una brazo muy fuerte
Eres un sol, Fátima! mil gracias… Si no nos queremos, cómo vamos a querer a los demás??
Gracias por compartir estas reflexiones tan maravillosas. Estoy segura que ayudan a muchas personas
Un buen artículo para disfrutar no sólo por el fondo sino también por la forma, por la cantidad de filigranas hechas con cosas sencillas que nos pasan desapercibidas.
Una buena autoestima nos capacita para amar y ser amados, pero si me lo permites me gustaría añadir algo más.
Los creyentes, los que creemos que Dios también existe, los que hemos tenido la suerte de encontrar a Dios en nuestra vida, jugamos con ventaja. Conocemos las preguntas del examen y sabemos las respuestas. Cuando nos sabemos queridos por Dios, porque nos ha creado, porque nos ha rescatado, porque nos ha redimido, entonces todo cambia drásticamente. El sabernos queridos por Dios ya no depende de cómo somos, ni de cómo actuamos. Incluso actuando mal Él nos busca, está ahí dispuesto a ayudarnos siempre, a arreglarnos siempre. El Papa Francisco ha dedicado este año a la Misericordia de Dios y la Misericordia enlaza con la Filiación Divina. Somos hijos de Dios y esto lo cambia todo.
No me gusta hablar de felicidad porque la felicidad se escapa como el agua entre las manos. Pero si podemos hablar de paz, de paz interior, de estar a bien contigo mismo, de estar a bien con Dios. El hombre puede estar al lado de Dios y penetrar en la Divinidad. Aunque Dios ha querido que recorramos el mismo camino que Él, con esfuerzo. Estamos inmersos en la cultura del esfuerzo, pero Él lo recorre primero y le da un valor a todo lo que hacemos. Esta es la gran aportación del Cristianismo, dar sentido y valor al sufrimiento, al dolor y al esfuerzo.
Yo añadiría también, “y no olvides nunca que Jesús te quiere mucho. Háblale y cuéntale tus sueños porque te ayudará a hacerlos realidad o te concederá otros mejores todavía.
Cada uno decide su religiosidad, si cree o no cree en Dios. Aunque es cierto, el mensaje de Jesucrito es hermoso y habla de amar sin juzgar. Gracias por tu aportación 🙂
Eso me haría feliz, no sabes cuánto! gracias por todo 🙂
Me ha encantado Merce este pensamiento tuyo.. libre, ágil y aparentemente sencillo.. Tuve la suerte de conocerte ayer en la presentación de tu libro y sé que eres todo amor.. Yo lo intento y estoy en el camino. Para volver a Quierete mucho… comparto totalmente, eso es la clave, la única clave… pero como bien dices si ya partimos con heridas, para algunos entendidos del tema, marcadas desde el nacimiento, heridas que tenemos o hemos tenido todos como el Rechazo, el Abandono, la Humillación, la Traición y la Injusticia ( que curiosamente en mi idioma forman si las colocamos de cierta manera T R A H I y significa traicionado!! ) , que labor más gigantesca es la de localizarlas porque no estamos trabajando desde la conciencia, Nadie nos educa a ver nuestra conciencia, nuestro YO sino a respetar mandamientos sociales, educacionales y un largo etc.. y nadie nos indica o nos pone sobre el camino de saber amarnos y ver nuestras heridas. Todos nuestros comportamientos tienen que ver con las heridas que llevamos dentro y muchas de ellas en la parte sub consciente de nuestro ser..Saber localizarlas es ya una larga tarea, luego aplicarnos a asumirlas para deshacernos de ellas muy a menudo a una edad tardía es trabajo difícil.. Este mensaje de querernos mucho debería ser el mensaje primordial de la educación de base, el que debería transmitir todo padre/madre a hijo/hija porque sin amor y sin auto estima no hay camino. De la simbiosis entre el amor por uno mismo ( que la educación versus la sociedad contamina comparándolo al egoísmo – pecado capital anclado en la historia ) y el caminar hacía la Felicidad nace lo que es el amor verdadero, el que puedes regalar, ofrecer, contaminar sin miedo ( o Banana dirías tu!) … Yo a mi hija de 23 años, siempre la he contaminado con este amor y este cariño, siempre la he incitado a quererse, a seguir su mantra, A SER ELLA MISMA con sus defectos y cualidades, a contaminarse de auto estima y a contaminar a los otros con su generosidad y su cariño. Eso si con sugerencias para sutilmente hacer de los defectos unas maravillosas cualidades, pero nunca desde las obligaciones, las ordenes o las normas.. Un beso. Brigitte
Creo que tienes toda la razón! si en la base de la educación estuviera la autoestima por uno mismo y el respeto por los demás el mundo sería mejor. Nadie envidiaría a nadie, nadie tendría que maltratar a otro para sentirse bien, nadie se convertiría en dictador para satisfacer su ego enorme y su autoestima diminuta… Muchas gracias! Tu hija tiene suerte 🙂
Me parece una respuesta muy sabia me has echo recordar a mi madre diciéndome esas mismas palabras y me has echo reflexionar no sabía el valor de ellas. Muchas gracias
Muchas gracias a ti! hermoso que te las dijera… Me alegro! un abrazo 🙂
Gracias Merce, lo aplicaré con mis nietos adorados. Abrazo cariñoso
Gracias a ti amiga 🙂 un abrazo de vuelta cargado de cariño también 🙂