people-2604159_640

A veces siento que me he cosido a mí misma. Como si fuera una muñeca de trapo remendada por todos los costados… Se me caía un ojo y lo cosí. Se me salía el relleno e hice un apaño. En ocasiones, el remiendo ha quedado perfecto, como nuevo. Otras veces, no he encontrado el mismo color o no he sabido reparar lo roto con la misma destreza con la que estaba hecho en un principio y ando por la vida con un ojo de cada color y algunas cicatrices. Soy un ser asimétrico y deshilachado, pero estoy aquí.

Durante mucho tiempo, me he mirado a mí misma y me he visto una muñeca rota, cuando en realidad era una muñeca que ha sabido curarse a sí misma, que ha encontrado la forma de seguir a pesar de los accidentes, los obstáculos y todas la veces que no ha sabido saltar y ha tropezado o ha caído. Cuando he mirado al espejo a esa muñeca, he sido a menudo incapaz de ver el valor de lo reconstruido, de lo remendado… He visto la torpeza y el dolor, el miedo a ser una muñeca usada y olvidada por no ser la muñeca más hermosa, por ser una muñeca cada vez más antigua… He visto las cicatrices sin darme cuenta de su extraordinaria belleza, de su valor, de la importancia que tiene para cualquier ser humano amar sus grietas y rincones más oscuros para poder así dejar que su luz salga al exterior…

A veces, me miraba y no me veía porque estaba demasiado ocupada ocultando mis heridas e imperfecciones… Tapándome con la máscara para que nadie viera que mi sonrisa era una mueca de dolor, de miedo, de soledad infinita… La soledad de alguien que hace tiempo decidió que estaba sola y nunca nadie iba a poder ayudarla, la soledad de alguien que renunció a la esperanza porque conservarla le hacía demasiado daño… De alguien que se cansó de esperar una mano amiga que nunca llegó… Ahora lo tengo claro, esa mano no podía llegar. No podía porque ella no permitía ayuda, porque había instalado la soledad muy dentro y había decidido que era responsable del mundo y de llevar su peso y su cargo… Nadie puede ayudar a alguien que se obsesiona con no ser ayudado y cuando lo hace, esa ayuda no llega o no se ve. Esa ayuda no podía llegar porque sus pensamientos habían decidido por ella que nunca llegaría… Y además, la vida siempre te pone a prueba y te deja solo para que entiendas que ya lo tienes todo, que en realidad nunca estás solo si te amas y confías… Pero para entenderlo tienes que aprender a mirar las cicatrices y ver en ellas un logro, un regalo, una muestra más de tu capacidad de crecer y adaptarte… Un destello de luz que descubre tu enorme poder para seguir a pesar de todo y descubrir que la esperanza no es algo que se espera, es algo que ya se tiene, que está en ti, que vive dentro de ti… Que no se trata de esperar en realidad, sino de vivir intensamente cada instante y dejar que llegue lo que llegue, porque no hay más remedio que estar a todas y darle la vuelta a las situaciones y encontrar el reverso suave de las hojas… Y construir con las piedras del camino, con los palos que te dan en la espalda, darle la vuelta a los sueños no cumplidos como si fueran calcetines y descubrir que en realidad son el primer paso a otros sueños mejores y más grandes… Convertir tus lágrimas en posavasos y tus miedos en catapultas… Darte cuenta de que todo tiene sentido, en realidad, que todo encaja pero que tu forma de verlo y percibirlo es la que te juega malas pasadas… Que el espejo sólo te muestra lo que te predispones a ver, a sentir, a ser… Y que lo que encuentras en el camino son en realidad tus pedazos por recomponer, pistas para descubrir qué te ocultas a ti mismo, qué no te atreves a decirte todavía y que es tan necesario para poder unir las piezas y sentirte tú, sentirte libre. El camino te cuenta historias para que tú escribas tu historia, para que tomes del pasado las lecciones y con ellas dibujes tu presente… Porque a veces las heridas son caminos que te llevan a ese lugar que buscas y que ya está en ti pero no puedes encontrar porque miras con dolor y con miedo… Sin presente no hay futuro. Por ello, no hay nada peor que tragarse este momento sin vivirlo esperando que el tiempo pase y todo cambie, sin notar la vida ni sentirla… Porque sólo llega el futuro que esperas si construyes el presente que con vida, con ganas, con alegría… Si miras y eres capaz de ver la belleza que hay en ti… La de verdad. 

swan-293157_640

El otro día alguien le dijo a la muñeca zurcida algo maravilloso… “En realidad tus sueños ya se están cumpliendo, pero no lo ves porque no confías, porque esperas.”

Y es cierto, el error es el primer paso para llegar al sueño. La duda es el reverso del acierto. Estás en la primera página del libro y no ves el final y crees que has abierto el libro equivocado pero te falta paciencia y te falta sumergirte en las páginas del libro y vivirlas y sentirlas y disfrutarlas… El día que hoy eliges vivir es una réplica del día que vivirás mañana. Con cada decisión que tomas, replicas un momento futuro, marcas un rumbo, escoges un sentido, un para qué… Y hoy gozas, aunque no veas a dónde te llevan tus pasos porque lo que buscas no llega, mañana gozarás…

Ya estás tocando lo que deseas, pero no lo ves porque miras con los ojos del que no sabe lo mucho que merece, del que no se acuerda de que jamás estás solo, del que tiene miedo a descubrir su propia grandeza…

Y si ahora eliges ser feliz pase lo que pase, qué importa qué pase… Este es el sueño. Esta es la mirada de la muñeca rota que se cose y decide comprender lo mucho de lo que es capaz en lugar de perder el tiempo, las ganas y la energía recordando el pasado y llorando por sus heridas. La muñeca a la que ya no se le escapa este momento pensando en lo que vendrá… Que ya no espera porque ya es lo que quiere ser.