La vida que vives es tu versión de lo que es la vida

La vida que vives es tu versión de lo que es la vida

 
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No lo dudes…
Si ves belleza en los demás es porque tú la llevas dentro…
Si eres capaz de encontrar talento en lo que te rodea, es que tú tienes el talento para olerlo, para notarlo, para vivirlo. Es que no temes que otros brillen y esperas aprender algo de todas las personas que pasan a tu lado.
Nadie ve en otros aquello que no tiene. Si conoces personas cada vez más extraordinarias es que tú eres cada vez una persona más extraordinaria. Si te haces preguntas, aunque sean muy complicadas, es porque eres capaz de encontrar las respuestas. Si tienes un sueño, por grande que sea, es porque lo mereces.
Cuando te imaginas viviendo otra realidad, estás dibujándola. Si encuentras el camino es porque el camino es para ti.
Si llegas a un lugar desconocido es que, en el fondo, ese lugar te pertenece. Si encuentras algo es que lo buscabas aunque no lo sabías… Lo necesitabas, aunque no te habías dado cuenta.
Todo pasa por y para algo y nada es ajeno a tu búsqueda. Si alguien tiene la respuesta a una de tus preguntas es porque todos andamos por ahí con pedazos de una mapa por recomponer y, a veces, las piezas deben intercambiarse.
Si te pierdes es porque en ese lugar hay algo que tenías que conocer. Si amas es que ese amor tiene algo que enseñarte. Todos los amores de tu vida te enseñan a amarte a ti mismo, aunque a veces, parezca que lo hacen al revés. Todo lleva un mensaje, aunque a menudo, cuando lo recibimos parece encriptado.
Si te enfadas con alguien es porque ves en él lo que no puedes soportar que también esté en ti. Lo que detestas en otros nace de tu propia incomodidad contigo mismo. Todos somos responsables de cómo decidimos que nos afecte lo que nos pasa. No podemos cambiar los hechos, pero si las percepciones. Podemos decidir y reinar en nuestra conciencia…
Si tienes miedo a seguir caminando es porque sabes que tienes una cuenta pendiente en la próxima esquina.  Algo que cerrar, algo que aprender, algo que afrontar. Un regalo para el camino, para crecer, para mejorar… Un soplo de aire fresco dentro de una burbuja de aire viciado.
Si no lo ves, es porque no lo miras desde la distancia adecuada, desde la perspectiva adecuada, con los ojos de ver lo que a simple vista no se ve. Las cosas son como elegimos verlas. Nuestros ojos las transforman, las reordenan, las acarician.
Si dudas, es porque necesitas reafirmarte, porque necesitas conocerte, porque necesitas bucearte…Todo lo necesario para crecer está en ti, si te apoyas en algo que está fuera, te engañas, te haces trampa, te escaqueas de tu responsabilidad… No tienes que esperar a nada ni a nadie, te toca mover ficha a ti, ahora.
Todo lo que te envuelve es tu versión del mundo, tu percepción de la vida…La casa que habitas es la casa que te habita por dentro…Las personas que te rodean, son a su vez, la versión que tú ves de ellas. La vida que vives es tu versión de lo que es la vida.
Lo que ves en ti es lo que crees que eres. Si quieres ser distinto, mírate de otro modo.
Si quieres cambiar de vida, cambia tu mirada, cambia tus ojos, cambia tú.
Cambia tu mapa y borra tus fronteras. Cambia tus palabras,  cambia tus pensamientos…
La persona que eres hoy es la que soñaste que eras ayer, estás a tiempo para dibujar la que serás mañana… La que eres en este preciso momento, al terminar esta línea.
 
 

¿Quieres ser feliz?

Ser feliz es casi un trabajo, una gran responsabilidad para vivir como soñamos, ser esas personas que deseamos ser y tomarnos la vida con ganas. Vamos muy perdidos, pensamos que ser felices es estar siempre arriba, en el punto álgido, cuando en realidad es una paz interior, una sensación de amarte y estar bien contigo mismo… Saber que pase lo que pase tu actitud te respaldará y sabrás encontrar la enseñanza que hay en todo lo que pasa. Ser feliz es estar al mando de tu vida.
Muchas formas de ser maravilloso…

Muchas formas de ser maravilloso…

Voy caminando con mi hija, venimos de dar un largo paseo. De repente, me mira y me pregunta “mamá voy a tener que hacer dieta, verdad?”. Y me quedo perpleja. Tiene ocho años preciosos y no le sobra ni el falta nada. Come de todo, hace ejercicio y no para nunca. Es una niña saludable, está maravillosa… ¡No puedo creer que nadie piense que tenga que bajar de peso!! ¡Menos ella!! Me quedo alucinada… Aunque hoy mientras paseábamos un par de personas le han dicho que ha crecido mucho y que se la ve fuerte, al decir esa palabra han hecho esa cara de “digo fuerte como eufemismo”. Una de ellas, se ha permitido rodear su brazo con la mano (lo rodeaba de sobras) y hacer algún comentario sobre lo apretada que está… “Claro, porque come sano y hace mucho deporte-he dicho yo con cara muy seria-eso se llama salud”. Espero que la persona que me lo dice haya notado que no me gusta ese gesto, que mi hija no es una res, ni está esperando a que nadie la tase ni la valore…
Nos han acostumbrado tanto a ver niñas cadáver en los anuncios que si no parece que el niño sea transparente nos permitimos pensar que le sobra peso. Nos han dicho que la belleza son las costillas marcadas, las caras hundidas y pegadas a la calavera y las piernas de palillo… Y nos lo hemos tragado sin rechistar.
Y ahora me doy cuenta de que esas palabras la han afectado, que se ha sentido mal por esos comentarios y cree que le sobran kilos. Se mira la barriga y me mira a mí… Y no le sobra nada. Se lo digo. Le digo que su médico es quién debería decidir si le sobra o no y qué hacer. Que no es el caso, porque ella está en su peso y altura y está maravillosa. Que si come menos, se pondrá enferma porque está creciendo y necesita alimento. Que, en todo caso, podemos hacer algo más de deporte, aunque ella ya hace el suficiente. Le digo que no se preocupe por lo que dicen, que la gente critica porque se aburre, porque no se quiere no lo suficiente y necesita criticar, porque siente que tiene que decir algo… Le digo que  ella nunca ha sido menuda, que está preciosa y se la ve radiante tal como es. Porque cada uno es como es y eso lo hace diferente y que es una suerte. Si todo el mundo fuera igual, el mundo sería terriblemente aburrido. Por eso ella tiene amigas que está más delgadas y otras no tanto y que lo que importa es que estén sanas y se quieran como son.
La miro y veo sus ojos vivos que se fijan en los míos… Sé que me quedo corta, mis palabras no pueden llegar a expresar lo que me atraviesa el alma ahora, me gustaría que por un momento ella sintiera lo que yo siento, que se viera con mis ojos y quedara sorprendida de su asombrosa belleza…
Sus miradas inteligentes… Sus ideas para cambiar el mundo… Su preocupación por personas que no conoce pero que necesita que estén bien… Sus dibujos perfectos… Esa nadadora excelente que lleva dentro… Esa científica brillante que hace experimentos en su habitación…
Sus cabellos llenos de reflejos dorados, sus ojos impactantes, su cara preciosa, su cuerpo sano y perfecto…
Aunque no lo ve. Mis palabras le llegan, pero noto que tengo que borrar de su cabeza las palabras de esas dos personas que la han hecho sentir incómoda con su cuerpo.
¡Cuánto daño podemos hacer en un momento con nuestras palabras! ¡Cuánto dolor juzgando y criticando a los demás en lugar de mirarnos a nosotros mismos y ser compasivos!
Al fin y al cabo, cuando encuentras algo que te molesta en el otro es porque eso te molesta en ti o te preocupa. No nos damos cuenta a veces de la repercusión que tienen nuestros actos, sobre todo cuando afectan a criaturas que aún no son capaces del todo de distinguir entre lo que importa o lo que no, que no saben que es lo esencial y no han aprendido a quererse aún como merecen.
Vale la pena que revisemos entre todos un poco hacia dónde van nuestros valores… Si salimos a la calle y podemos hacer daño aunque sea sin querer para sacar de dentro nuestras frustraciones y aliviar nuestros traumas lanzando la basura acumulada que llevamos dentro sobre otros…Hay temas que no deberíamos tratar a la ligera, cuando afectan a personas vulnerables y no hacerlo sin criterio ni conocimiento suficiente.  Ya es complicado educar y lidiar con la intrusión masiva de imágenes y modelos de conducta que destruyen en dos segundos el trabajo hecho durante días explicando a tus hijos que deben respetar y quererse. Como sociedad tenemos muchos retos importantes, uno de ellos es contribuir a dar herramientas a nuestros hijos para que crezcan sanos y con valores sólidos. Quién no esté dispuesto a ayudar a ello, simplemente que no se meta… Si no puedes construir, mejor quedarte al margen…
Y me doy cuenta. Yo también he  fallado. Aunque he intentado cambiar de tema y he dicho que estaba preciosa ante esas personas, debería haber sido más contundente cuando han empezado a hablar de mi hija como si no estuviera…Debería haberles dicho… «Tú opinión no nos interesa. Estamos fantásticas y sanas. Nos da igual que tú creas que nos sobra por aquí o por allí, no queremos tu menosprecio ni tu risita irónica».
«Si tienes ganas de desahogarte por tus traumas, te deseamos mucha suerte, te enviamos mucho cariño y te recomendamos que te mires al espejo y te sinceres… Deja de jugar con las emociones ajenas porque ya eres adulto. Mi hija no es tu sparring, ni el pañuelo donde sonar tus mocos».
Hay gente alta, baja, rubia, morena, musculada, sin muscular, de piel clara, de piel oscura… La belleza no es un estándar. Tiene mil tallas y estaturas, es de mil colores y está por todas partes para quién sabe verla y apreciarla… Es una mezcla entre salud y autoestima… Entre libertad y felicidad. No está en un molde ni proviene de una fórmula matemática… Hay muchas formas de ser maravilloso. Hay muchas clases de belleza…
No tenemos que encajar, tenemos que ser felices.
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Que te mate la curiosidad

Nos empeñamos en dar vueltas siempre a lo mismo sin salir de los esquemas rígidos en los que nos han educado. Nos cuesta arriesgar y cambiar nuestros hábitos por otros que nos ayuden a pensar distinto para innovar y crecer como seres humanos y como profesionales, tanto si trabajamos por cuenta ajena o somos emprendedores. Tal vez deberíamos cuestionarnoslo todo, arriesgar, estar dispuestos a romper con esos esquemas… ser curiosos y estar dispuestos a sentirnos incómodos para entrar respuestas.

Personas extraordinarias

Si un día te levantas y ves que a tu alrededor hay personas extraordinarias es porque tú estás empezando a serlo. A medida que evolucionamos, las personas con la que nos cruzamos a nivel personal y profesional también evolucionan.  Cuanto más nivel de conciencia tienes para vivir tu vida, más lo tienen las personas que te rodean… La excelencia llama a la excelencia. El entusiasmo llama al entusiasmo… Busca a tu alrededor y si te rodeas de buenas personas, es que vas por buen camino.

Lo que te pasa cuando dejas que te pase…

Lo que te pasa cuando dejas que te pase…

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Cada vez te sientes más libre e ilimitado. Te aguantas más las penas que las risas y has descubierto que no te compensa enfadarte ni macerarte en tus pequeñas tragedias. Que por más que grites no guardas más verdad, que por más que te golpees a ti mismo con tu rabia, no cambias nada…
Cada vez sueñas más a lo grande, más concreto y con más detalle… Aunque cada vez, al mismo tiempo, te importa menos conseguir tu sueño y te gusta más intentarlo, ponerle las ganas… Porque sabes que tus sueños por si solos, si los vives, ponen en marcha la magia… Y adoras esperar esa magia.
Cada vez te duele más lo que no haces que lo que haces mal. Porque amas tus errores y detestas tus temores, porque prefieres vivir en exceso que vivir por defecto… Porque hace tiempo que decidiste que nunca más andarías con el piloto automático puesto.
Cada vez le temes menos al lobo y más a la caperucita que llevas dentro. Esa niña temerosa que nunca se atreve a nada y necesita controlarlo todo… Esa persona que llevas en el pecho y que aún, a veces, deja que el espejo dicte si ríe o llora, si sale o se queda en casa para aislarse del mundo…
Cada vez eres más capaz de mirar dónde pones los pies cuando caminas. De maravillarte de la tierra que pisas y del aroma que flota en el aire… Cada vez tus tesoros son más intangibles y pesan menos. Y adoras lo que no se mide, lo que no se pesa, lo que no se encierra en una caja y que, a veces, apenas se puede ver si no llevas puestas las gafas de la conciencia. Y otras, ves sin ver y notas sin tocar…
Cada vez le ganas más tiempo al reloj para hacer lo que amas y cada uno de esos instantes te roza casi como un soplo. Cada vez le temes menos al fin porque has decidido concentrarte en cada paso. Porque darías lo que tienes por comprar risa… Porque te has dado cuenta de que, en realidad, no posees nada.
Cada vez te sientes menos solo estando solo. Porque tienes historias que contarte y verdades que decirte en voz alta… Porque ya no te da miedo encontrarte contigo mismo cada noche y echarte cuentas… Porque te gusta lo que ves cuando eres quien sueñas. Porque te has dado cuenta de que estás de tu parte, por fin. Porque amas tanto al héroe que llevas dentro como al tirano que a veces asoma en tu cara cuando te sientes ridículo y tienes miedo. Porque le perdonas y abrazas…
Cada vez tienes más sin tener nada, sin aferrarte a nada ni darlo por descontado. Cada vez eras más feliz porque sí, sin buscar ni la consecuencia ni la causa. Y lloras menos de pena, porque lloras más de esperanza.
Cada vez te sientes más seguro ante la certeza de que nada es seguro… Porque has descubierto que la incertidumbre es pura energía… Porque sabes que vendrá lo mejor, pero no esperas nada.
Porque cada vez vas con menos prisa, aunque te quede menos tiempo… O precisamente porque te queda menos tiempo y necesitas actuar a conciencia. Porque sabes que todo va y vuelve y que la vida es el vaivén… El balanceo del péndulo entre los extremos, el trance desde que sabes que lo harás y lo haces.
Cada vez das más las gracias por menos y, sin embargo, te sientes más afortunado y feliz por poder darlas… Por saber darlas… Por poder ver las mil razones que tienes para darlas… Por disfrutar de dar las gracias.
Cada vez amas más y te cuesta menos… Porque cada vez necesitas menos y te das cuenta de que tienes más… Porque te importa más lo que eres que lo que tienes, porque sabes que en el fondo, no tenemos casi nada.
Porque has descubierto que crees en milagros, pero te has dado cuenta de que los haces tú.
Porque cada vez hay más de ti en ti y notas que eso es maravilloso… Esto es lo que te pasa cuando dejas que te pase…