Eufemismos

Hace mucho que empezamos a usar el lenguaje a nuestro servicio, en una nueva dimensión. Nos dimos cuenta de que la formas cuentan y que las palabras condicionan los contenidos. Por suerte, dejamos de catalogar a las personas por sus limitaciones físicas o psíquicas, al menos oficialmente. Nos dimos cuenta de que si todos teníamos los mismos derechos, teníamos que ser tratados con dignidad en el lenguaje. Creamos lo políticamente correcto. Los que dirigen nuestras vidas, dieron un paso más allá, rizaron el rizo, prendieron la mecha de la concordia y se emborracharon con la cultura del eufemismo. Fruto de aquella embriaguez surgieron expresiones como “la pacificación del tráfico” o “la unidad de ayuda a la circulación” o “flexibilidad laboral” .. para definir que por allí no pasan coches, lo que antaño llamábamos grúa o que ya no tienes horario fijo en el trabajo.

No lo voy a negar, no me disgusta. Me divierte, lo considero pedagógico. Jugar con el lenguaje y ponerlo a nuestro servicio e interés me fascina, adoro los juegos de palabras, sus variables… me enloquece combinarlas y mutarlas para que cambien de significado, para que se transformen y transformen nuestras vidas… yo siempre he creído fervorosamente que el hábito hace el monje, que la forma es importante… que a veces, sin la forma adecuada, el contenido carece de sustancia. Y creo que la positividad de las palabras. Estoy convencida de que “me medico porque tengo fuertes migrañas” no obra en mí el mismo poder curativo que “mis migrañas se me van a pasar con esta medicación”… lo creo.

Y sí, algunos eufemismos son buenos para poder sobrellevar una conversación entre dos que no se soportan pero están condenados a verse. Obran ilusionismo colectivo, ayudan a atravesar un desierto… levantan el ánimo.

Usemos los eufemismos hasta saciarnos, juguemos con las palabras, doblémoslas, hagamos que nos cambien la vida, que nos sirvan para generar ideas… para crear y convencer. Eufemicemos nuestra vida… si hace falta…

Eso sí, no seamos ingenuos y absurdos, no nos quedemos con la letra y nos dejemos llevar hasta un punto etílico por el lenguaje… pongámonos manos a la obra, actuemos… ¡que con las palabras solas, no basta!

Las palabras nos ayudarán a percibir la realidad de una forma más tragable, nos ayudarán a cambiarla… nos harán generar los mecanismos para mejorar el entorno… pero habrá que ponerse a trabajar… no sea que el pez se nos muera por la boca.

 

El fin de la ineptocracia

 

La crisis no se soluciona con unas tijeras, seamos serios. Hace falta usarlas, cierto, pero sin cometer una sangría y llegar al hueso.

La austeridad y racionalización del gasto público no pasan por cerrar quirófanos o reducir aulas, pasan por la eficiencia de la gestión de quien administra. Junto con la información de los recortes en todos los ámbitos de nuestra vida diaria, subidas de impuestos y tarifas nos llegan cada día noticias de gastos irracionales. Que si el cuadro del político de turno, que si las dietas abusivas, los sueldos rotundos del directores de fundaciones inútiles … sí, son casi nada ante esta crisis que todo lo engulle… pero son la punta de un iceberg de incompetencia enorme. Incompetencia de quienes gestionaron mal y de los que no generaron mecanismos para que cuando el listillo de turno eche mano de la caja, ésta se le trague un dedo… hemos sido y somos paganos y encima, nos comen las vísceras los corruptos … pero no pasa nada. Da la sensación de que nos cambian las normas a media partida y no pasa nada.

No podemos tolerarlo. No podemos levantarnos cada día con las ganas recortadas y sacar fuerzas para seguir mientras sabemos que con nuestro dinero, el de todos, se mantienen fundaciones estériles sin finalidad alguna más que colocar viejas glorias, mausoleos vacíos esperando aviones que nunca aterrizan en sus pistas y trenes que apenas tienen viajeros… es insostenible y, a estas alturas, desgarrador. Cientos de miles de euros de dinero público enterrados en cemento sin alma mientras algunos dejan atrás sus vidas y hogares porque no pueden pagarlos. Mientras el dinero de todos pasa a manos de la banca y mantiene a cuatro privilegiados que pasaron por la gestión pública dejando tras de sí un rastro de ineptitud y mediocridad que asquea. Me asquea a mí y debería asquearles a ellos mientras miran como en sus cuentas bancarias siguen entrando sueldos a cargo del Estado o gracias a él cobran de una gran empresa donde han ido a morir… cementerios de elefantes mediocres que seguimos pagando todos. No pasa nada.

Es intolerable que las administraciones se dupliquen y con las competencias cedidas a otros otras administraciones territoriales continúen dotadas de presupuesto, y personal. Una duplicidad innecesaria y abusiva siempre y casi inmoral ahora. Si dos organismos hacen la misma tarea, es que uno de los dos sobra. No diré cuál, casi ni me importa. Y no pasa nada y el error nunca se corrige.

Leo sobre la futura Ley de Transparencia y espero que funcione, suplico que funcione. Alguien tiene que empezar a pedir responsabilidades a los gestores públicos que trabajan mal porque en sus manos hay vidas.

Por desgracia, ninguna ley será retroactiva. Lo pasado, está pasado, cubierto de polvo y si hiede demasiado, ya saldrá a la luz o no. Al menos, que a partir de ahora, los listillos sepan que si se van a acercar a la caja para meter mano, se les quedará atrapada. Y los vividores que se acercan a la política buscando una silla donde relajarse y mirar la vida pasar… que sepan que se les pueden exigir responsabilidades.

Tanta mediocridad y nepotismo tenían que pasar factura… habrá que empezar a usar las tijeras empezando por los que están arriba.

Pongamos fin a la ineptocracia en la que hemos estado viviendo.

 

 

 

 

Nunca subestimes a una rata

Ahora ya poco importa, pero debemos saber que la crisis se inventó en un despacho lujoso, con buenas vistas. La crearon tres mentes brillantes y poderosas cuyos nombres no sabemos ni sabremos nunca. No salen en los periódicos, no tienen cuenta en twitter ni forman parte de ningún gobierno. Fueron tres hombres con corbata y móvil caro.El que llevaba la voz cantante dijo : “Tenemos que controlar el mundo, se nos escapa de las manos, es demasiado libre. Tenemos que crear miedo.” 

El primero de los hombres poderosos propuso crear un virus letal. El de la voz cantante le miró con un destello de asco en el gesto y dijo que aquello ya lo habían intentado antes y no funcionaba porque siempre encontraban la manera de sobrevivir, “son como ratas, recuerda”.El segundo propuso impulsar una nueva religión a través de las redes sociales y captar adeptos que propaguen el mensaje de pánico hasta generalizarlo. No servirá” dijo el más poderoso, “el hombre se ha convertido en un dios y ya no le teme. Lo que hay que hacer es generar una crisis económica.” Los dos primeros hombres poderosos se asustaron, una muestra inequívoca de que la propuesta era buena. Uno de los dos le advirtió de que una crisis económica es incontrolable y que nunca podrían llegar a saber de sus consecuencias hasta que todo hubiera terminado.

Después de horas, la propuesta de la crisis se dio por acertada. Se aflojaron las corbatas y empezaron a tomar medidas. Al final de la reunión, cuando el hombre de la voz cantante apagaba la luz al salir, “vamos a entrar en recesión pronto, hay que ser precavidos” comentó mientras sonreía con sarcasmo, el primero le preguntó :¿No crees que sobresestimas el miedo? 

Amigo, le contestó el hombre más poderoso, cuando alguien tiene miedo se aferra a lo básico para sobrevivir y acepta que le des sólo migajas para salvar a los suyos. Un hombre asustado es un hombre sin sueños, sin destino, sin más motivación que su supervivencia, sin ilusión. El miedo lo mata todo, aniquila las ideas. No permite crear ni moverse. Paraliza la vida. Créeme, amigo, sin embago, una rata inmunda con sueños es capaz de todo, de crear un imperio, de cambiar el mundo. No subestimes a una rata motivada, nunca. Una rata que se levanta cada día a las seis de la mañana con una idea fija en la cabeza … Una rata capaz de todo por su sueño, que desea con todas sus fuerzas encontrar la manera de conseguirlo, de tocarlo. Es un rata letal. Nos devoraría con su talento. Nada es tan creativo como la ilusión. Sé de lo que hablo. Lo sé porque yo un día hace mucho fui rata. “


Desde la periferia

Desde la periferia

El FMI, el BCE, la deuda externa, las agencias de calificación… un término tras otro, un ataque de pánico tras otro para hablar de mercados y de crisis. Al final, tantos organismos, tantas reuniones de ministros que se fotografían como clicks de Playmobil al término para descubrir que la economía es tan básica y rupestre como la prensa del corazón. Amarillea. No se basa en números sino en especulaciones. En lo que algunos opinan sobre un país a partir de lo que les interesa que otros crean. Si no estás de moda y además eres periferia, pringas. Alemania estornuda y la UE entera te coloca el termómetro y te da una aspirina a ti, pequeño e inmundo país de pandereta. Alemania necesita que suban el precio del dinero y sube, aunque tu gente, escuchimizado país, tenga que dormir al raso.

Y todo porque unos opinan y otros acatan y porque se corre la voz de que no eres de fiar. Al final, tanta Europa, tanto chantaje paneuropeo, y todo guarda la misma arquitectura que un patio de luces. A la vecina del quinto le ha dicho la portera que el del segundo primera no paga la cuenta y que su mujer le engaña. Y da igual si acuña certezas o miente. Da igual la letra, con la música ya basta para hundir la reputación y la bolsa. En el fondo, este invento de Europa no va ser muy distinto de un reality. Y España está permanentemente nominada porque no consigue share.